Empiezo mi balance literario de este año, en el que haré un resumen de los libros que he leído, con breves apuntes sobre lo que me parecieron. Al igual que hice en 2010, lo voy a dividir por géneros para que las entradas sean más cortas y amenas. No voy a citar todas las novelas que he leído, pero no os preocupéis: las mejores no faltarán.
Hoy me centraré en la literatura fantástica y de ciencia ficción que, como me ocurrió el año pasado, vuelve a ser casi toda juvenil. En este ámbito, destaco una saga, Vampire Academy (Richelle Mead), de la que he leído los dos últimos tomos, Spirit bound y Last sacrifice. Esta autora tiene un estilo fresco y adictivo, sabe cómo crear misterio del bueno sin descuidar la psicología de los personajes ni ningún detalle importante. A esta lista hay que añadir Bloodlines, primer libro del spin-off de la serie, del que os puedo adelantar que no me ha defraudado.
La otra gran lectura fantástica (en los dos sentidos) de este año ha sido Hermoso caos (Kami Garcia y Margaret Stohl), tercera parte de Hermosas criaturas, una novela que ya me sedujo por completo en sus inicios. El mundo recreado contiene grandes dosis de intriga y, además, en este volumen en concreto todo se vuelve más humano y cercano, como me gusta a mí. ¡Estoy deseando que salga el cuarto!
Por otro lado, entre las lecturas de notable hay unos cuantos títulos que merece la pena apuntar: Unwind (Neal Shusterman), ciencia ficción distópica en la que los adolescentes pueden ser despedazados si no cumplen con lo que se espera de ellos; Everlost (Neal Shusterman), la vida de un grupo de niños después de morir, como un cuento de hadas moderno; Gata blanca (Holly Black), fantasía urbana mezclada con temas de la mafia, muy original; Sueña (Lisa McMann), una historia preciosa que mezcla el realismo con la habilidad de visitar sueños ajenos; y finalmente El corredor del laberinto (James Dashner), unos adolescentes encerrados y sin memoria.
No penséis que solo he leído a autores extranjeros. Este año he descubierto a varios escritores de nuestra tierra que tienen mucho que aportar a nuestro mercado, como por ejemplo la maravillosa prosa de Susana Eevee (Dos coronas), las ideas originales de Fernando Alcalá (Ne obliviscaris) y el universo trabajado y con enjundia de Carmen Fernández Villalba (Luzazul). ¡Quiero más libros vuestros!
Pero no todo han sido alegrías, claro. Entre los libros que me han dejado fría, puedo citar Predestinados (Josephine Angelini), Finnikin of the Rock (Melina Marchetta) -a pesar de que su prosa es excelente y tiene aspectos que merecen la pena- y Zafiro (Kerstin Gier), aunque la última parte de este último, Esmeralda, mejora considerablemente. Los que no salvo de la quema son Bajo la hiedra (Elspeth Cooper), Crescendo (Becca Fitzpatrick) y Mi chica fantasma (Tamsyn Murray), decepciones totales. El temor de un hombre sabio (Patrick Rothfuss) lo dejo en un término medio: me parece peor que El nombre del viento, pero aun así conserva ingredientes excepcionales.
En general, creo que ha tenido un buen año en este ámbito. He afinado más el criterio y gracias a eso me he alejado de novelas cortadas por el mismo patrón, aunque siempre haya algún que otro chasco. En materia de escritores, los grandes descubrimientos han sido Neal Shusterman y Melina Marchetta, además de los españoles ya citados (a Richelle Mead y el dúo Kami Garcia & Margaret Stohl ya las probé el año pasado). Espero que el 2012 siga por este camino.
Eso es todo por ahora. Seguiré mañana con la novela histórica.