Después de hacer mis balances de literatura fantástica e histórica, hoy me centraré en las novelas realistas a las que he dedicado mi tiempo a lo largo de este 2011. Quienes me conocen saben que este es mi género favorito (lo que no quita que disfrute también de otros), así que casi todos los años hago algún descubrimiento interesante. Este no ha sido una excepción: nada menos que cuatro lecturas de este tipo se han llevado un sobresaliente (y en estos doce meses solo he dado nueve), dos juveniles y dos adultas, aunque a mí esta catalogación me resulta indiferente.
La primera sorpresa llegó con Luna (Julie Anne Peters), una joyita que, además de tener valor como libro en sí, trata un tema poco frecuente en la literatura: la transexualidad. A través de la perspectiva de la hermana de una chica que nació en un cuerpo masculino, la autora nos adentra en una historia en la que el mensaje principal es la importancia de sentirse realizado como persona, una idea con la que cualquiera puede empatizar. Además, no cae en el dramatismo y habla de Liam-Luna con mucho tacto. ¿Lo malo? No se ha traducido al castellano.
La segunda delicia realista que he encontrado es La nevada del cucut (Blanca Busquets), una magnífica obra que mezcla dos tramas, una en presente y otra en pasado, en las que las protagonistas tienen en común su amor por la escritura. Algunos de los temas estrella son la soledad y la vida en los pueblos pequeños, sin olvidarnos de la lucha de la mujer a principios del siglo XX. Por otro lado, la prosa es elegante y cuidada, Blanca Busquets ha sido un gran descubrimiento para mí. De momento solo está disponible en catalán, pero en marzo se publicará en castellano.
Otra novela que me ha seducido por completo es Jellicoe Road (Melina Marchetta), que a partir de unas guerras territoriales nos adentra en la dura y compleja búsqueda de la madre de la narradora, una adolescente de carácter difícil. Esta escritora cuida todos los detalles, la caracterización de los personajes es sublime y su estilo contiene fragmentos llenos de poesía. Pronto se traducirá al castellano su trilogía fantástica Crónicas de Lumatere, así que esperemos que se animen a hacernos llegar su vertiente realista.
Finalmente, mi último hallazgo ha sido La edad de la ira (Fernando J. López), un libro que empecé sin esperar demasiado y que me ha sorprendido gratamente. A grandes rasgos, se trata de un retrato de la educación secundaria en España, que toma como punto de partida un suceso trágico y la posterior investigación en el centro de estudios. Me pareció una novela atrevida, en el sentido de que rompe con los tópicos propios de este ambiente. Desde que la terminé no he parado de recomendarla.
Bien, estos han sido los cuatro sobresalientes, pero en mi balance aún hay más: El club de los viernes (Kate Jacobs), la historia entrañable de un grupo de mujeres que se reúnen para tejer; Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea (Annabel Pitcher), la inocente perspectiva de un niño que intenta reconstruir su familia después de que su hermana muriera en un atentado; Antes de despedirnos (Gabriella Ambrosio), un relato basado en un atentado terrorista del conflicto israelí-palestino; El silencio de las palabras (Jean Kwok), la duras circunstancias de una niña china en el Brooklyn de los ochenta; y Las crónicas de la señorita Hempel (Sarah Shun-lien Bynum), el magnífico retrato de una mujer en el paso de la juventud a la madurez (lo reseñaré en las próximas semanas).
Por último, quiero mencionar un libro que no es exactamente realista pero tampoco se encuadra en los otros género (pertenecería a un género raro), de modo que he decidido incluirlo aquí: Nada (Janne Teller), una historia contada a modo de cuento, original y transgresora (aunque también rodeada de mucha polémica).
En definitiva, un gran año en lo relativo a literatura realista. Me quedo con las cuatro primeras novelas, pero de todas formas quiero destacar que casi todas las demás tienen un nivel de notable, así que no me puedo quejar. Espero que estos resúmenes os sirvan para tomar nota de algunas recomendaciones y que me contéis qué os parecen si finalmente os animáis a leer alguna. Mañana terminaré el balance con las obras intimistas-sentimentales.