Revista Cultura y Ocio
Que nos estamos cargando el planeta ya no lo duda nadie. Sí: estamos mordiendo la mano que nos da de comer, jugamos como niños con la comida... Y una vez que dejemos nuestra casa como un erial tendremos que mudarnos. Así que ya vamos buscando piso por los alrededores.
Entre las oportunidades inmobiliarias espaciales que recoge el catálogo del telescopio Kepler figura una hermosa vivienda para la humanidad: el planeta KOI-4878.01, nada menos que un exoplaneta de superlujo con una semejanza a la tierra casi del 100% (IST, Indice de Similitud con la Tierra de 0,98 teniendo la Tierra misma un IST=1). Nos pilla un poquito lejos eso sí (está a unos 1075 años luz), pero con la mejora en los transportes, no será problema en breve. Los años allí se nos harán un poquito más largos, de unos 449 días; pero no nos vamos a quejar por eso. No está mal iluminada (su estrella es una enana amarilla como nuestro sol y bastante parecida) y, si se confirma que tiene atmósfera, la temperatura será templadita, como aquí; acaso un poco más cálida (17,8º C de media). De materiales no anda mal: tendrá metales en parecida proporción a la Tierra y es muy posible que esté muy bien ventilada con abundante oxígeno e hidrógeno en su atmósfera. Hay posibilidad de que se trate de un planeta océano, lo que convertiría la vida en ese nuevo hogar en unas eternas vacaciones en yate. Quizá hubiera que fumigar un poquito la nueva mansión, es muy posible que esté poblado por varias clases de bichos; las posibilidades de vida allí se apuntan extremadamente altas.
Pues bien. Se espera que abran de nuevo el piso piloto para el 10 de octubre del 2016. Es decir ese día, precisamente el de mi cumpleaños, se mostrará visible al telescopio en tránsito alrededor de su estrella. Echaremos un vistazo. Quizá nos pueda interesar y vayamos preparando el traslado.