Revista América Latina

Mi Bando de la Huerta

Por Miguel Angel Montesinos Sanchez @EcuadordelSur
Mi Bando de la HuertaHoy es uno de los días grandes en mi ciudad y me voy a permitir la licencia de recordarlo en este blog aunque no venga a cuento con lo que normalmente escribo, pero para mi era necesario pues es el único día de las fiestas primaverales de Murcia que vivo con intensidad.

Su origen se remonta a nada menos que 155 años, sin embargo, ha salido a la calle en unas 120 ocasiones, en cinco grandes etapas, con sus correspondientes interludios. En 1851, unos churubitos (señoritos) que se reunían en la botica de Rubio que abría sus puertas en la calle Vidrieros en San Antolín,  acordaron darle vida al carnaval organizando unos festejos que serían el Entierro de la Sardina y el Bando de la Huerta.

Por lo que puede apuntarse que, en realidad, El Bando nace como un pretexto para la diversión de gente acomodada, diversión en la que se caricaturizaban expresiones y costumbres de las gentes humildes de la huerta y  donde no se regateaba en exageraciones e incluso burlas sobre el modo de hablar de aquellos que acudían a la ciudad a vender sus productos y realizar compras.
Mi Bando de la Huerta

Hoy en día se ha convertido en un macrobotellón donde los parques y jardines se llenan de grupos de amigos donde se compite por emborracharse con total displicencia de autoridades, disfrazarse con cualquier trapo intentando representar al huertano con una falta de respeto por sus tradiciones alarmantes, empezando por las mas altos cargos de la organización, pero aún así desde el 2012 se declararon Fiestas de Interés Turístico Internacional y siempre se celebra el martes siguiente de Domingo de Resurrección.


Son muchos los desastres organizativos de esta fiesta, pero es mi fiesta y por ello la echo de menos mas de lo que yo mismo creía.Salir en la procesión de la Virgen de la Fuensanta por la mañana, una par de cervezas con unos bailes y cantes en la plaza de la Cruz, un arroz y conejo en cualquiera de las decenas de barracas que amenizan el día, y a ver el desfile por televisión descansando y encendiendome la sangre de oír los comentarios de unos redactores totalmente ignorantes en la materia. Mi día en Murcia ya estaría programado como todos los años, pero sigo aquí con todo el gusto del mundo. Pero hoy mi corazón está allá, mi Murcia querida de alma.


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