Nuestro bebé es un niño sano, no ha tenido ni un constipado desde que nació, pero ha sido entrar en la escuela y ponerse malo cada dos por tres con mocos, tos y hasta fiebre. Es la queja más universal cuando se introduce al niño en el sistema escolar. La solución de muchos padres es sacar a los niños del centro y esperar que mejoren, el problema está en que una vez regresan los mocos vuelven de nuevo.
Se trata de un círculo vicioso de difícil salida, solo el tiempo va a hacer que el organismo del niño acabe acostumbrándose a estar en contacto con un medio nuevo y se inmunice, hasta entonces habrá que lidiar con los mocos y estar atentos ante cualquier agravamiento de la situación.
Cuando empieza la escuela o guardería es normal que esté enfermo muchas veces
Hasta el momento de entrar en la guardería el niño ha estado en el entorno familiar, en contacto con sus padres y familiares por lo que las infecciones ha sido las mínimas.
Pero en el momento que sale de esa especia de burbuja se expone a todo un nuevo mundo ante el que lo habitual es que reaccione con una bajada de defensas de su organismo que lo acaban haciendo propenso a resfriados y congestiones nasales. Si le añadimos el contacto con otros bebés, con todo lo que eso conlleva, lo normal es que ese resfriado acabe pasando de unos a otros.
Los mocos no son más que un síntoma de una de las dolencias más habituales en los niños, como son los resfriados y las infecciones de nariz y garganta. El cambio de ambiente, de estación y el contacto con otras personas hacen que en edades tempranas lo raro sea ver una nariz infantil libre de mucosidad.
Como tal son inofensivos, y de hecho suponen una importante ayuda para combatir las infecciones ya que ayudan a eliminar el virus. Ver como cambia su color y consistencia nos va a dar pistas para determinar también en que estadio se encuentra la enfermedad. En los primeros días cuando el virus afecta a la nariz, se produce mucho moco líquido y transparente. Tras unos pocos días de combatir la infección se vuelve amarillento y acaba con un color verdoso cuando las bacterias de la nariz vuelven a ser eficaces para combatir los virus.
Las afecciones leves de mucosidad no son graves problemas de salud
El problema con la mucosidad no es por tanto un problema directo de salud, sino un impedimento para llevar una vida normal. El niño que presenta mucha mucosidad tiene dificultades para respirar y no duerme bien, también tiene problemas a la hora de alimentarse, se producen ronquidos y hasta vómitos, ya que cuando son bebés no saben expulsarlos por si solos.
No existe un medicamento que elimine los mocos, ya que como se ha visto, son necesarios para defenderse contra las bacterias, pero si se puede llevar a cabo una serie de pautas para ayudar al bebé a lidiar con ellos. Debemos mantener lo más limpia posible la zona de la nariz con una gasa o aplicando suero fisiológico para diluirlos y que fluyan mejor, también es bueno utiliza humidificadores para facilitar su respiración y muy importante será darle abundantes líquidos, especialmente agua y zumos.