No es la mía un alma cobarde (Emily Brontë)
Mi belleza es rebelde, porque no se atiene a convenciones ni rinde pleitesía a nadie. Pechos desbordantes en los que quienes me desean ansían recostarse y carne generosa para que allá donde vaya siempre se me vea. Mi belleza es autónoma porque no necesita de la aprobación de quienes se equivocan en sus prioridades. Piel tan suave que deslizarse por ella es un gusto y manos ásperas porque quiero gastarlas que para eso las tengo. Mi belleza tiene cabellos oscuros y rizados por toda su geografía pero nunca cubre con ellos los ojos que no se avergüenzan de nada. Un dedo torcido de tanto sujetar bolígrafos y alguna que otra cicatriz que cuenta historias. Mi belleza es dueña de un regazo para acunar bebés, de unos brazos que consuelan y de un montón de recovecos secretos. Querida y anhelada, no pierde el tiempo persiguiendo milagros imposibles que no hacen a las personas más felices. Mi belleza es de mujer que ama a mujer, capaz de enroscarse en ella hasta el punto de no distinguir de quién es cada pliegue. Carcajadas y susurros y ninguna dieta para conseguir alcanzar el amor verdadero. Mi belleza es sana porque corre, baila, aúlla a la luna, despierta y sueña, disfruta de la comida, crea y procrea. Los años traen pocas arrugas en los cuerpos redondos. Mi belleza odia lo superfluo y ama la vida.