Revista Creaciones

Mi bolso de sofá.

Por Unas Gotas De Rocío
Como dice mi amiga María José (Madejas de colores), mi blog ha estado en cuarentena. Y es que desde que comenzó la situación que estamos viviendo derivada del coronavirus, tan solo he publicado una vez. No era cuestión de ánimo o ausencia de trabajos que enseñar, simplemente era que no me apetecía. Me parecía frívolo mostrar mis novedades mientras el panorama era tan extremo. La situación sigue siendo alarmante por lo que aún hay, por las continuas incertidumbres y por el futuro que se adivina, pero a todo nos hacemos y mi huequito en el mundo de la costura reclama su presencia. De todos modos, en redes sociales no he dejado de publicar (Facebook e Instagram). Y precisamente lo que he ido mostrando poco a poco en redes es lo que te enseño hoy terminado. Lo he llamado mi "proyecto yo me quedo en casa" y lo cosido de manera totalmente improvisada, sin plan previo, sin medidas detalladas o esquema para seguir. 
Es mi bolso de sofá. Sí, no es un costurero de sofá exactamente, es un bolso, pues lo he preparado pensando en poder tener a mano todo lo que necesito cuando me siento en mi sofá (pañuelos, gotas, libro, crema de manos, libreta con bolígrafo, y por supuesto la labor que tenga entre manos). Ya tengo un costurero en el salón de mi casa con lo necesario para no tener que subir continuamente a mi cuarto de costura, por eso insisto en que el trabajo que hoy te enseño es mi bolso de sofá. 
Mi bolso de sofá.
He combinado distintas técnicas en cada frente del bolso. En esta primera foto se ve la técnica de Meshwork, que aprendí poco antes del confinamiento de manos de la madre de mi amiga Esperanza, ella es profesora de patchwork, ganchillo, punto... Así que fue un placer aprender de su mano y experiencia. He combinado los bieses sin seguir un orden que culmine en un dibujo geométrico, sino que los he combinado con aparente desorden y ello desemboca en un resultado que me encanta.  
Mi bolso de sofá.
En este segundo frente he hecho una aplicación festoneada con un personaje muy querido para mí, Caperucita Roja, siguiendo el mismo dibujo que tantas veces he usado en mis delantales cuentacuentos. A los pies de Caperucita unas flores bordadas, una técnica muy usada por mí y como siempre digo: con la que más disfruto. El bolsillo para el bolígrafo tiene un diminuto vuelo de la oca que sigue las medidas del que nos enseñó Esperanza López en su curso de Patilargas. Y a su izquierda algunos bolsillos para libretas y fichas que siempre necesito para anotar ideas. 
Mi bolso de sofá.
Mi bolso de sofá.
En otro de los frentes he puesto en práctica otra de las técnicas que aprendí antes de la cuarentena, aplicaciones a puntada escondida con apliquick. 
Mi bolso de sofá.
Y en el frente opuesto a este, un texto bordado de Michel Ende de "La historia interminable". 
Mi bolso de sofá.
El interior lleva varios bolsillos, siempre útiles para mantener cierto orden.
Mi bolso de sofá.
A lo que más vueltas he dado ha sido al asa. Quería que llevara asa, pero no quería que tapara los diseños de cada frente (me refiero a lo que le ocurre a esta caja pañalera, que aquí no supone ningún problema, pero en mi bolso sí). Además, pensaba que si bien un asa era imprescindible, en ocasiones podía ser un incordio, así que finalmente me decidí por un asa única en vez de dos (que era mi idea inicial), y sujeta con snaps, para poderla quitar en caso necesario. Y ha sido todo un acierto. 
Mi bolso de sofá.
Mi bolso de sofá.
Mi bolso de sofá.
Mi bolso de sofá.
Estoy muy contenta con mi bolso de sofá, por supuesto ya lo tengo en uso, con los materiales de mi segundo "proyecto yo me quedo en casa".
Mi bolso de sofá.
Muchas gracias por vuestra compañía. 

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