1. Objetivos: claros, y pocos. Quien mucho abarca poco aprieta, y pretender marcarnos objetivos muy amplios al final lo hace todo más cuesta arriba. Cosas sencillas y que sean evaluables en poco tiempo son, a la larga, mucho más efectivas. Es mejor ir cambiando los objetivos a medida que cumplimos los anteriores a proponernos una gran meta y también un plazo grande, porque las ocasiones de desistir se multiplican. En mi caso, tenía claros ciertos objetivos bastante sencillos. Es útil también que sean objetivos “perceptibles” o “cuantificables”: por ejemplo, el objetivo “mejorar mi forma física” es difícilmente perceptible en poco tiempo salvo que lo concretes más; “tener las pantorrillas más definidas”, es quizá algo mucho más concreto. Os dejo mis objetivos y a continuación los matizo:
- Como veréis en el siguiente apartado, las navidades me regalaron un kilo de más. Vale, ¡menuda tragedia!, diréis: no es eso, es que, como he dicho en otras ocasiones, me siento muy bien en mi peso desde que engordé (cinco kilos, pesaba 58) y lo que quiero es mantenerme.
- Mis piernas son delgadas y, aunque soy de constitución algo fibrosa, cuando no me muevo pierden volumen y me gusta menos. Lo bueno que tengo es que en cuanto me pongo en marcha, voy recuperando y se ponen más torneadas y bonitas sobre todo por la zona de la pantorrilla, que es lo que pierdo con más facilidad.
- Este apartado es el que menos he notado. Seamos sinceras, tras dos embarazos mi rutina tendría que ser mucho más intensa para tener la tripa dura. Tampoco es algo que me obsesione, pero si mejora de aquí al verano, ¡bienvenido sea! (jajaja).
- Esto es algo que también noto en cuanto me pongo con el ejercicio: mi celulitis es del cambio hormonal de la adolescencia, pero cuando hago ejercicio y si además uso cosmética, se atenúa mucho más.
- En estos años de "abandono" de la actividad física me he vuelto un poco alcayata... la vida sedentaria es lo que tiene. Y me encanta sentirme activa, por eso éste es uno de mis objetivos también. Donde sí he notado también muchísima mejoría es en la hinchazón de la tripa: tengo algo de tendencia a hincharme en esa zona, y desde que me muevo con asiduidad apenas me ocurre.
- Finalmente, un objetivo más "mental" que enseguida he visto también dar sus frutos: el ejercicio nos relaja, nos pone de buen humor y nos activa. Hay días que tras el paseo, me ducho y "puedo con todo". Mucho más que si me paso la tarde sentada.
2. Un registro divertido que te permita sentirte bien. Como os decía, otra manera de motivarnos es llevar un registro de nuestra actividad física. Sin agobios (cuando no se puede no se puede, y hay días que damos más y otros, menos) pero nos permite tener una imagen general de nuestro entrenamiento y ver lo que poco a poco vamos logrando en cuanto a constancia. Por la red hay muchos modelos de calendario/agenda para Word o cualquier programa que utilicemos. En mi caso, utilizo una imagen editada en Photoscape a la que yo misma voy añadiendo gifs y cuadros de texto para personalizarla a mi manera. Os dejo un ejemplo de uno de los meses:
Como veis, lo que más hago es andar por el campo a paso rápido. Dos veces por semana camino con Manolo (y nos viene de maravilla a los dos) y en el fin de semana, si hace bueno, hacemos el paseo algo más reducido y con las niñas. Las semanas vienen con compromisos, y no siempre puedo hacer todos los días ejercicios, aparte de que me dejo al menos un día libre a la semana para aprovechar la tarde en otras cosas: no se trata de agobiarnos. Aparte, voy apuntando mi peso que quizá es el objetivo más cuantificable de los que os he contado, pero si sois de mediros en centímetros, también puede ser una buena manera de anotar progresos.
¿Cómo os organizáis vosotras para ser constantes y (auto)motivaros? Espero que os haya resultado útil. BESOS!