Señor Ministro:
Espero y deseo que estos días su buzón esté colapsado de cartas de protesta ocasionadas por sus terribles declaraciones. Yo, como mujer y madre española, también quiero aportar mi granito de arena escribiendo una más de esas cartas que a usted tan poco le deben importar.
Tengo un hijo de dos años y medio al que todavía, y por decisión propia, no he escolarizado.
Dos años y medio son mucho tiempo, pero aún conservo intacto el recuerdo de su nacimiento, de su primera mirada y del inmenso amor que sentí. Recuerdo como necesitaba verle, tocarle, sentirle y lo plácido y feliz que el estaba entre mis brazos. Pude disfrutar de estos mágicos instantes sin prisas, entregándome en cuerpo y alma a mi hijo, que tanto me necesitaba y al que tanto necesitaba. No puedo ni imaginar el sufrimiento tan grande que me habría ocasionado saber que, un par de días más tarde, tendría que separarme de el para regresar a mis obligaciones laborales como si nada hubiera pasado.
Cuando damos a luz a nuestros hijos, las mujeres sentimos la primera separación de nuestros pequeños...pasan de estar dentro de nosotras a estar fuera, lo que es un cambio muy importante, y la manera que tenemos de seguir sintiéndonos unidas a ellos es mediante el vínculo. Ese vínculo que jamás podría establecerse si llegaran a tomarse las medidas que usted propone.
Me pregunto si realmente se ha parado a pensar en la gravedad de su propuesta y en todo lo que ello conlleva.
Usted dice que la asignatura pendiente es extender definitivamente la escolarización de los cero a los tres años y yo creo que la verdadera asignatura pendiente es humanizar el gobierno. Porque es inhumano que pretenda que las mujeres tengamos hijos y 24 horas mas tarde sigamos con nuestra vida como si no hubiera pasado nada. Y lo peor no es eso. lo peor es que a usted y a los que son como usted nuestra vida les importa mas bien poco...lo único que les importa es que no dejemos de producir, que generemos menos gastos y que el gran negocio de las guarderías (que no son públicas, faltaría más) se siga enriqueciendo.
Ahora bien...usted realmente piensa que separar a una madre de su hijo y a un hijo de su madre, nada más nacer, no va a tener secuelas? de verdad piensa que esas madres van a poder estar ocho horas al día (siendo optimista), separadas de sus hijos sin que su capacidad de trabajo se resienta? Podrán ahorrarse las bajas de maternidad, si, pero se arruinaran con las bajas por depresión, ansiedad, etc.
Usted puede obligarnos, incluso engañarnos haciéndonos creer que esa es la mejor opción, y conseguir de esta manera que nos reincorporemos al trabajo horas después del parto, pero lo que a usted se le ha olvidado, señor Ministro, es que las personas somos más complejas de lo que usted cree y que los sentimientos de una madre hacia su hijo recién nacido, el instinto maternal que usted quiere abolir, la incapacita para poder desempeñar correctamente cualquier otra función que suponga abandonar a su pequeño. O al menos así debería ser.
Y claro, obviamente usted no ha dedicado ni un segundo de su valiosísimo tiempo en pensar en los más perjudicados...los pobres bebés, indefensos y vulnerables, que no tienen mas remedio que dejar su vida en nuestras manos ...
Señor Ministro, usted y sus medidas pretenden crear una generación de huérfanos, sin capacidad de vincularse ni de amar (porque a amar también se aprende y nadie puede hacerlo si nunca se sintió amado), y cuya única referencia sea la institución que los acogió cuando su madre los dejó. Esto dará paso a una generación de adultos vulnerables, a los que usted y los que son como usted podrán manipular y dirigir a su antojo. Intuyo que este es el verdadero objetivo de este tipo de medidas....usurparnos los sentimientos que nos hacen humanos y convertirnos en robots.
Soy consciente de que a usted todo esto le sonará a chino, pues le hablo en el idioma del corazón, de las entrañas, de los sentimientos...idioma que usted o bien jamás conoció o bien le obligaron a olvidar para estar en el cargo que está y ser capaz de decir este tipo de cosas.
Y también soy consciente de que muchos piensan que yo y las que piensan como yo somos una banda de conservadoras derechonas, en contra del feminismo y nada mas lejos de la realidad. Yo soy de izquierdas...de esas izquierdas que existieron cuando aún habían izquierdas y derechas y aún no se habían disfrazado de centro. De esas izquierdas que se preocupaban por el pueblo y sus intereses.
Y estoy totalmente a favor de la igualdad y la liberación de la mujer, por lo que defiendo nuestro derecho a decidir sobre nuestras vidas sin permitir que nadie venga a usurparnos nuestro derecho a ser madres y dedicarnos a ello. Por eso me niego a que se nos manipule y se nos utilice, disfrazando el abuso de conciliación y encima pretendiendo que estemos contentas.
Así que, Señor Ministro, solo me queda decirle que no cuente con mi apoyo.