Revista Cultura y Ocio

Mi cuaderno de poemas

Publicado el 29 marzo 2010 por Diebelz

Esta noche se presentó más corroída que anteriores. Nos miramos atónitos."Te falta una página", le dije. Y él espetó, afirmó en el silencio sin más, tal y como suelen hacer los objetos.

Sabía que su final se avecinaba, que era inextricable. Era ley natural, de vida, injusta pero legal, ley, en definitiva. Y yo que me negaba. Que suspiraba y miraba a la pared. Que me resistía a admitir la victoria de la muerte. "¿Y qué será de nuestras partidas de palabras? ¿De los secretos que nos contábamos? ¿De nuestras revoluciones declaradas? ¿De nuestro abrazo hablado y escrito pero jamás vencido? ¡No puedes acabarte ahora!", me decía una y otra vez. Arrinconé la mirada sin esperar respuesta porque, al fin y al cabo, también era una libreta. Pero entonces oí su voz que jamás sonó resoplada o afligida, sino más bien terne y clara. "Tranquilo W. Sabes bien que puedes leerme siempre cuando quieras. Además, vendrán otras libretas con las que podrás escribir. Y conociéndote me replicarás que no se trata de la relectura, sino de los momentos vividos, de la rutina en la vigilia. Pero, ¿no se ha convertido nuestro universo en lectura? Sé que lo comprenderás, que a todo le das vueltas a la cabeza, incluso para estas menudencias como son la muerte de tu fiel cuaderno". Asentí con la cabeza semienterrada. Después hojeamos y hablamos hasta el momento en el que me he sentado a escribir en este Blog. Hemos estando riéndonos de los primeros poemas que compusimos, tan carentes de rima y estructura, tan vacíos de vocablo pero poderosamente honestos y sinceros (es lo que tienen los amores por una chica). Reflexionamos acerca de los libros, las canciones, sus autores y los honores que les hicimos. Desde Dostoievski, Vázquez-Montalbán, Neruda y Benedetti hasta Kerouac. Desde Charlie Parker, Miles Davis, Miriam Makeba, Silvio y P aco Ibañez hasta Sabina. Y yo y mis amigos, mis amores declarados como indeclarados, mis miedos y alegrías, rostros anónimos y titulares de prensa. Y todo es poesía. Poesía barata y cara, libre y estructurada, en sonetos y cantos, en kickwriting, en Haikus y Tankas, en caligrama, en francés, en alemán, en inglés, con tristezas y carcajadas, con ramajes y arenales, con rimas consonantes y asonantes...Y todo es poesía. Poesía como el poema que recuerda en un inicio el cuaderno:

Y fue a esa edad...llegó la poesía a buscarme. No sé, no sé de dónde salió, no, no eran voces, no eran palabras, ni silencio, pero desde una calle me llamaba, desde las ramas de la noche, de pronto entre los otros, Y escribí la primera línea vaga, vaga, sin cuerpo, pura tontería, del que no sabe nada (...)

Cesa la risa. Sonrío y vuelvo a hojearle. Una brisa dactilar aparta mis miedos de su lijosa tez. Demasiada la inmensidad custodiada en tan pocas y delgadas hojas. Y todo es poesía.

Pensé entonces una cosa verdaderamente estúpida, propia de la pura tontería que me impulsa a vivir. Pensé que no habría mejor sendero para honrar a mi aquí yacente cuaderno que hacerle existir. Hacerle existir con una presentación pública ante mis tres o cuatro lectores habituales, a mis tres o cuatro amigos, a los desconocidos o perdidos andantes sin andamios de la red. A los apadrinados en burbujas y a los huérfanos de sueños. Al globo terráqueo con o sin luna de decoro. Sí, hacer patente que existe un cuarderno donde anidan, sin saber muy bien el por qué y para qué fin, tantas vidas rimadas y soñadas, a veces, incluso, demasiadas.


Mi cuaderno de poemas

Mi cuaderno jugando en la vigilia con las palabras.


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