Lo mejor de mi cuarto de costura es precisamente eso, que tengo un cuarto para mí y todos mis trastos. Y lo segundo, que tiene mucha luz: una ventana mira al noroeste y la otra al oeste.
Desde hace casi dos años te vengo contando a pinceladas que mi cuarto de costura lo trasladé de la habitación que antes usaba y que ahora es la de mi padre, a otra distinta de la planta alta. En este tiempo he estado arreglándolo muy a mi estilo: sin grandes gastos y poco a poco. Que no soy yo de hacer las cosas de una vez y a lo grande, sino paso a paso y con sencillez. Coordinando el conjunto pero sin darle una unidad que me termina empalagando.
He adaptado algunos muebles y las pinturas a la tiza han hecho milagros (aquí te lo conté). Aunque sin mucha maña he dado nueva vida a varias mesillas de noche y a algún que otro pequeño mueble que ya tenía de antes.
Como ves lo tengo repleto, reconozco que demasiado, pero es que ¡son tantas cosas las que vengo acumulando! Casi todas te las he ido enseñando a lo largo de estos años.
Y así por ejemplo ese silloncito junto a la ventana que tapicé con retales de vaqueros viejos y esa cortina te las enseñé aquí y aquí.
Si te fijas, en la pared está colgado el cuadro original de la cabecera de mi blog, junto a una mini tabla de la plancha, el cartel en punto de cruz que me hizo María José (Madejas de colores), un par de bastidores bordados, un mini quilt de patchwork y punto de cruz, dos dibujos de cuando yo pequeña y una casa de muñecas a punto de cruz.
Mi silla me acompaña casi desde el primer día y esta es la segunda tapicería que luce (aquí puedes ver la primera que sustituyó a la original). La funda de la máquina de coser también es la segunda, la renové cuando cambié mi anterior máquina por mi actual nave espacial, te lo conté aquí.Mi muebles de telas y mi método de guardarlas fue una de las mejores adquisiciones, te lo conté aquí.
Cuando los cambios son graduales, la vista se termina acostumbrando, pero repasando las fotos sí que se aprecia la gran diferencia entre las imágenes que acabáis de ver y las siguientes de años anteriores.
Para hacer mi primera falda con la máquina de mi madre de los años 60, invadí la mesa donde comemos todos los días.
Casi 10 años tiene esta fotografía.
Poco después conseguí apañar un rinconcito en una habitación que servía para todo, con una camillita donde poner aquella máquina tan pesada.El primer gran avance fue cuando cambié de máquina de coser y más o menos dediqué esa habitación para mi costura (pincha aquí para recordarlo).
Pero el gran salto lo di cuando esa misma habitación la reservé casi exclusivamente para la costura, y te lo conté aquí.
Tres años estuve en este cuarto de costura dispuesto tal como lo veis en la foto: creando, cosiendo y aprendiendo mucho.
Y en este momento de la historia es cuando, en la nueva reubicación familiar, mi cuarto de costura se traslada a la planta alta de mi casa y disfruto de dos ventanas, una que mira al noroeste y otra al oeste.
Y aquí sigo, creando, cosiendo y aprendiendo. Cada vez con más herramientas específicas, más útiles y más organizadas.
Con herramientas o sin ellas, siempre me las he apañado para coser con la mayor pulcritud posible. En un repaso rápido te enseño algunos trabajos de estos 6 años desde que comencé con este blog.
Estas zapatillas me parecieron tan bonitas que después del día de estreno decidí dejarlas en exposición en mi cuarto de costura. En la siguiente fotografía las puedes ver.
El colorido de este tapete siempre me ha fascinado.
Este otro tapete con cierre elástico fue un excelente modo de aprovechar esta mesa ya vieja.
La mini tabla de la plancha, para la mini plancha con su mini funda fue un gran trabajo.
Qué divertido fue vestir a este muñeco.
A veces soy demasiado atrevida y este poema bordado es una muestra de ello.
Recuerdo que con este trabajo lloré, jajajaja, Ana nunca lo supo, jajaja.
Siempre me ha gustado la aplicación festoneada, se consigue mucha exactitud con los originales.
No es simplemente un bolsito, es una funda para cámara fotográfica.
Las fundas para que las bombonas de butano pasen desapercibidas.
Con pinturas a la tiza reciclé un especiero, una caja de fresas y varios botes de cristal.
Para este cubrepie apliqué la técnica del bloque de los diez minutos, aunque tardé algunos más.
Los cojines de mi salón los hice con los restos de la tela de la tapicería que le pedí al tapicero que me guardara.
Las camisetas son otro trabajo que me han dado muchas satisfacciones.
Este bolso fue un regalo para una maestra y fue muy gratificante hacerlo.
Los bolsos con bloques de patchwork qué agradecidos son.
Esta bolsa de fin de semana fue la primera de varias.
Aunque apenas sé hacer ganchillo, esta alfombra de trapillo fue un gran trabajo en todos los sentidos, ¡cómo pesaba!!!
El patchwork imposible, así llamo yo a la técnica de unir telas que no pertenecen a la misma colección pero que quedan divinamente dispuestas en armonía.
Esta tela fue todo un éxito, y la mochila que hice con ella también.
Los natalicios durante un tiempo fueron regalo estrella a recién nacidos.
Trabajar para bebés siempre es muy gratificante, ya sea con telas clásicas en tonos suaves o alegres como esta.
La delicadeza de Beatrix Potter se adapta muy bien al punto de cruz.
Los portadocumentos para bebés son quizás el trabajo que más he repetido.
Durante un tiempo trabajé mucho las boquillas y preparé un tutorial explicando mi método, siendo la entrada más visitada desde entonces. Lo tienes aquí.
Siempre me ha gustado experimentar con materiales diferentes, como esta tela peludita.
Un par de veces he trabajado la técnica de rag quilt: para esta colcha y para el siguiente bolso.
Mi último bolso de costura que todavía no he estrenado.
Los delantales cuentacuentos fueron una apuesta innovadora que comencé con mi querida Caperucita.
Y con esta muestra tan variada de algunos de mis trabajos os dejo hasta el próximo miércoles, pero ya sabéis por redes sociales actualizo contenidos con más frecuencia. En Facebook e Instagram me puedes buscar como Unas gotas de Rocío.Muchísimas gracias como siempre por vuestra compañía.