(Grupalia, Groupon, Let´s Bonus y Offerum: PARTE 1)Este título hace referencia a la proliferación de webs que ofrecen chollos, gangas y ofertas en forma de cupón. Masaje balinés con cañas de bambú + pedicura+ hamburguesa con queso light por 10€. Corte de pelo+ peinado+ tratamiento de keratina con formol cancerígeno + férula dental por 25€. Chuletón con tres postres a elegir + batamanta personalizada por 15€. Luce una figura sin igual con 27 sesiones de presoterapia + 57 de plataforma vibratoria + tinte de pestañas a tu mascota por 49€.Tengo que reconocer que ante lo extravagante de las ofertas y lo atractivo del precio he comprado varios, pero lamentablemente algunas experiencias han sido desastrosas.Lo primero la puesta en escena. En recepción dos fotos de modelos ochenteras hasta arriba de maquillaje y desparramados por el mostrador toda suerte de productos de belleza de marcas indocumentadas . Te atiende una señorita (de ahora en adelante “estheticien”) con extensiones, uñas de porcelana y tres piercings. Te llama “cari”, “chati” o cualquier otra vulgaridad por el estilo.Te acompaña, muy solícita, a tu “cabina de belleza”. La cabina, no es cabina, sino cubículo. Cubículo de dimensiones liliputienses separado por un biombo de plexiglás de otro semejante. Al ir a tumbarte le das una culada al biombo, te pegas un rodillazo contra la camilla, te tropiezas con un cable de un chisme de presoterapia y le pegas un codazo a la estheticien.Por si fuera poco, tu cubículo da a la calle, con lo que oyes el ruido de los coches, una madre recriminando a su hija que se ha comido el Phoskito de un bocao y un jubilado amenazando con denunciar al alcalde por poner baldosas resbaladizas. Por si esto fuera poco no existe la calefacción. Te vas a dar un masaje, te pones en pelotas y se te pone toda la piel de gallina. Relajación total. A este espacio zen de calma sin igual hay que añadirle la luz. De cocina, incluso de quirófano de alta gama. Y de repente ves tres pelos, brillantes, exultantemente vigorosos y negros azabache, bien plantados en tus piernas. No quieres ni imaginar la pinta apocalíptica que puede presentar tu celulitis. Mejor ni pensarlo. En este oasis de paz y serenidad, aprietas los dientes con fuerza, que como sigan castañeteando esto va a parecer una jota aragonesa, y cierras los ojos. Los abres aterrada cuando te ponen un aceite helado (o lo que sea) en la espalda y te encuentras con un poster de Bustamante totalmente grasiento, que anuncia un producto de belleza. Esto no es un masaje, esto es una tortura china.Sales mareada, conmocionada, muerta de frío, oliendo a aceite de coco sintético y con todos los músculos de tu cuerpo en tensión. Pero no pasa nada, que tienes otro cupón para la peluquería!!! Este artículo es original y está escrito por mí. Si te gusta suscríbete al blog!