Sí, por haber dado rienda suelta a mis apetitos. Concretamente he cometido dos pecados capitales: la pereza y la gula. Como consecuencia mi peso se ha disparado hacia arriba y las palabras de Jorge Llopis, aplicadas a este verano, martillean mi pensamiento:
"y ese lapso de tiempo, implacable, ha envejecido y gastado lo que fue lozano y pimpante. y aún hay más: esa erosión temporal ha afectado, no sólo al libro, sino a su autor, que de esbelto y guapito que era, se ha trocado en pachucho y fondón. Así es la vida."
No tengo más remedio que volver a la dura realidad pero ¡ojo!, en mi despedida les decía que volvería en septiembre. Además, el encabezado de mi entrada ponía "hasta la vista en tiempos mejores". Creo que nada ha mejorado y el mes de septiembre finaliza el día 30. Así que, como algún afamado torero, meditaré profundamente si vuelvo a los ruedos.