Revista Cultura y Ocio

Mi encuentro con Horacio Salgán

Publicado el 23 diciembre 2021 por Juan Maria Solare @DonSolare

por Juan María Solare

Esta simple historia comienza en una conversación con la pianista Natalia González Figueroa, que estaba estudiando las «Tres miniaturas» de Salgán (unas obras relativamente desconocidas y bastante abstractas) y se le ocurrió comunicarse con él para consultarle algunas cosas. «¿Pero cómo hiciste para encontrarlo?» «Fácil: le dejé una carta en SADAIC diciendo que quería contactarlo, incluí mis datos y él me llamó por teléfono«. Me encantan el empuje y la iniciativa, pero mucho más admiro la capacidad para encontrar soluciones sencillas.

Así que llamé a Salgán, le dejé mensaje en el contestador y luego llamó él. Al recibir la llamada estaba yo en un bar cerca de la Feria del Libro; entonces sobre la avenida Figueroa Alcorta. Estaba allí también mi amiga Delia Geddes (coreuta y psicóloga), que se prendió de inmediato para ir a visitarlo. En aquella época, Salgán vivía en la calle Cabello 3565, piso 11 (frente a una placita hermosa y no muy lejos de mi propia casa en Buenos Aires). Así que fuimos.

Nos recibió muy locuaz y cordialmente. Quiso oírme tocar alguna obra (toqué «Sur«). Salgán tenía en su casa un piano de cola eléctrico, un Yamaha CP-80 (que heredó su hijo César). Luego tocó algo él mismo; ya no recuerdo qué, pero Delia sugiere que fue un compositor romántico, acaso Mendelssohn, y en todo caso no un tango. «Creo que él te quiso transmitir en todo momento que para componer tango hay que tener una sólida formación clásica, tanto desde la técnica como sobre los conocimientos de armonía. Recomendó además analizar las orquestaciones de diversos autores.«

Horacio Salgán emanaba un amor enorme por el piano y por la música. «¿Sabe cuál es mi compositor para piano favorito? Isaac Albéniz«. Y sí, me sorprendió muchísimo, porque no conocí jamás, ni antes ni después, a alguien cuyo compositor de cabecera, su modelo, fuera Albéniz. Aunque en realidad tiene mucha lógica: como Salgán mismo, Albéniz era pianista y compositor, dueño de una técnica pianística a prueba de balas, y se basaba en la música popular de su tierra –en su caso España– para crear su propia música clásica.

Mucho después (el 16 de diciembre de 2021), César Salgán me escribió: «Doy fe de que era un profundo admirador de la música española. Escuchábamos y algunas veces tocábamos aquel disco de Arthur Rubinstein «Music Of Spain», manifestando su gran admiración por Albéniz, Granados, Mompou, Falla…«

Jamás, en ese encuentro, Salgán me dio la impresión de ‘divismo’, de marcar superioridad. No tenía la menor necesidad de restregarme por la cara que había hecho música junto a los grandes del tango durante décadas – y que era él mismo un grande. La atmósfera que generaba a su alrededor era de afabilidad y respeto.

Durante el encuentro, Salgán me hizo escuchar mensajes del contestador, concretamente uno de Daniel Barenboim (que en esos días estaba en Argentina). El mensaje decía algo así como «Te llamo para maldecirte, porque en lugar de estudiar la música que tendría que estar estudiando me pasé horas tocando las partituras tuyas que me pasaste«.

Al irnos, Salgán me colmó de regalos: un álbum con decenas de partituras suyas para piano solo, sólidamente encuadernado, y las partituras de dos obras arregladas para dos pianos. La causa es que toco en el dúo de pianos «Dinamitango» (junto con mi compañero de estudios Gustavo Lanzón, que vive también en Bremen). Y tuvo la deferencia de autografiar estas partituras, por lo cual además queda constancia de la fecha del encuentro: «Con todo cariño, para Juan María Solare, H Salgán, 16/V/05«, a un mes exacto antes de cumplir sus 90 años.

Mi encuentro con Horacio Salgán
Horacio Salgán, «A plazo fijo«, para dos pianos. Dedicatoria (de este ejemplar) a Juan María Solare

Si bien éste fue nuestro único encuentro en persona, seguimos en contacto virtual por un tiempo. Y cinco años después, cuando la editorial Ricordi Munich me propuso compilar un álbum de tangos para piano a cuatro manos (mentira: lo que hizo Ricordi es aceptar mi propuesta editorial), incluí en dicho álbum una obra que el propio Horacio Salgán sugirió: «La llamo silbando«. Realicé entonces el arreglo de este tema bajo supervisión musical –y con la aprobación final– del compositor, mediante la ayuda tecnológica de su hijo César. El álbum («Tangos para cuatro manos«, Sy. 2767) fue presentado durante la Feria Internacional de Música de Frankfurt (acaso la más prestigiosa del mundo) a comienzos de abril de 2011.

«La llamo silbando» continúa en mi repertorio. Y por cierto, el título es realmente «[yo] la llamo», y no «[él] la llamó». Se refiere a su esposa: «ya que él tocaba o estudiaba en la soledad necesaria y la llamaba silbando – respetuosamente por supuesto» (información de Julio Peressini, violinista del Quinteto Real, que me fue transmitida por Susana Salgán, hija de Horacio).

[ Juan María Solare, Bremen, 23 de diciembre de 2021 ]

Estos recuerdos fueron escritos siguiendo la sugerencia de la flautista María Ayelén Hachur y con la finalidad de ser incluidos en su tesis de licenciatura en la UNA (Universidad Nacional de las Artes), con tema Música argentina para flauta traversa: un recorrido por la obra de Horacio Salgán, Pablo Aguirre y Juan María Solare (mentora: Lic. Laura Falcone).

Notas: La grabación de Natalia González Figueroa de las Tres miniaturas de Salgán está en el álbum Ginastera, Salgán – my little little homage.

Tres miniaturas de Horacio Salgán – piano: Natalia González Figueroa

Natalia González Figueroa grabó también mi pieza Mozartango (a ella dedicada) en el álbum Modern Piano Tango:

Mozartango de Juan María Solare – piano: Natalia González Figueroa

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