
Sinopsis Editorial:
Harry, un exmarine, y su mujer, Sasha, han dejado su ajetreada vida en la ciudad para marcharse a vivir de la tierra en un rancho en las montañas de Idaho. Su maravilloso nuevo hogar se halla alrededor de quince hectáreas de campo, álamos y bosques de pinos en el valle de Teton.
Aunque sus amigos no comprenden este extraño cambio de vida, Harry y Sasha no pueden estar más emocionados del futuro que están construyendo juntos y sin ayuda de nadie. O al menos hasta que sus vecinos les advierten del espíritu que habita el valle. Uno que, dependiendo de la estación, acecha y cambia de aspecto. Aunque al principio crean que no se trata más que de una superstición local, conforme vayan pasando las estaciones, todo se volverá cada vez más peligroso y siniestro.
Cuando me venden un libro como novela de terror, quiero pasar miedo, mucho, si es posible y está claro que pensar en ponerse en la piel de los protagonistas de esta historia no tiene ninguna gracia, pero yo me refiero a sentir miedo sentada en mi sillón mientras leo, o que sienta que es una novela que no quisiera leer estando sola por la noche y eso solo lo he sentido con muy pocos libros ("Fantasmas", de Dean R. Koontz, "It", de Stephen King, o "El evangelio del mal" de Patrick Graham, por poner algunos ejemplos).
En todo caso, el libro me ha gustado. Me ha parecido original en su trama y creo que funcionaría estupendamente como película o serie de televisión (si no estoy equivocada algo se está tramando ya en este sentido).
La novela nos cuenta la historia de Harry y Sasha, que cansados de la vida en la ciudad, por fin pueden cumplir el sueño de vivir en un rancho en el campo, cerca de un gran parque nacional en Idaho. El lugar no puede ser más ideal, sus vecinos, además, resultan ser un matrimonio algo mayor de lo más encantador. Sin embargo, no todo es perfecto en ese bonito valle. Sus vecinos serán los encargados de avisarles de que no son los únicos que lo habitan, ya que con la llegada de cada estación, un espíritu se manifiesta de distintas maneras acechando a sus moradores. A pesar de ello, es algo con lo que "en teoría" se puede convivir, otra cosa es que ellos se lo crean, sobre todo Harry.
No tardarán en comprobar que sus vecinos no mienten.
Lo que va ocurriendo en cada estación no os lo voy a contar, pero sí que es algo que provoca mucha curiosidad en el lector, porque la novela comienza en la primavera y ciertamente la manifestación de esa estación es la menos "horrible", siempre y cuando sigas las instrucciones que tus amables vecinos te han indicado, unos vecinos, que al principio consideran locos, pero que luego se convertirán en un gran apoyo, sobre todo por la experiencia de vivir allí durante décadas y además sin consecuencias.
Ese encantador matrimonio son dos personajes que me han gustado mucho, al igual que Sasha, una mujer templada, racional, dispuesta a intentar entender lo que allí ocurre, pero Harry ha sido una pesadilla. El típico exmarine de película, que con un rifle en mano parece que lo puede solucionar todo. Me ha caído un poco fatal, la verdad. Si tengo que ser sincera mi personaje favorito ha sido Dash, el precioso golden retriever de la pareja, sin el que, me atrevo a decir, algunas cosas habrían ido mucho peor para ellos, un detector de espíritus en toda regla.
