"Es una locura" dijo mi cerebro, "Pero sería una buena historia para el blog", dijo mi intuición. "¡¡Que-lo-ha-ga, que-lo-ha-ga!!" dijo la caipirinha.Y asi fue. Una noche de verano decidí afeitarme. Con dos caipirinhas en sangre, por si necesitaban más datos.
Y si, era una buena historia y además cumplía con mi deber de probar todo lo que propongo en el blog. Justamente (casualidad, lo juro), me habían mandado una afeitadora de Gillette, Venus Breeze (no sé si la gente de la marca estará feliz con esta mención, pero buéh) y decidí testearla. BTW, tiene 3 hojas de afeitar con 2 bandas de gel incorporadas, que al mojarlas hidratan la piel porque tienen extracto de palta y oliva.
Con la información de las bandas con gel de oliva y palta, decidí que no quería usar ninguna crema, sólo mojé la piel y la pasé. Acto seguido, vaporicé la piel con agua termal para que no se irritara tanto y evité todo tipo de limpieza abrasiva porque, en si, el afeitado es como un peeling. En verdad el post original trataba sobre la exfoliación que genera el afeitado y no el afeitado en si.
Pero bueno, a las pruebas me remito y así se veía
Si ven la foto en detalle van a notar como después del afeitado se me destacaron los poros. No sé si los pelos lograban un efecto blur, pero con sólo ese detalle ganaron varios puntos en esta contienda pelos vs. afeitado.
No sólo los poros se notaban menos, sino también que las cremas ardían. Un dato no menor si tenemos en cuenta que ningún producto facial tiene que arder. Si la piel arde es porque esta gritando que algo la irrita. Sólo pueden arder los ácidos en altas concentraciones, nada más. Mi lema siempre fue que toda crema que me arde va directo al tacho. Y justamente, esas cremas que durante semanas no se notaban cada vez que las aplicaba sobre la piel, por dos días y dos noches me hicieron vaciar un frasco de agua termal.
Y hoy, dos semanas después, así se ve la zona que afeité.
No hay barba y por suerte el vello que crece no es más grueso ni más oscuro. Los especialistas tenían razón, no nos vamos a convertir en Conchita Wurst con el dermaplaning.
Reconozco que los primeros días la piel se sentía rara al tocarla con los pelos creciendo. No es que pinchara ni mucho menos, sólo se sentía diferente. Tuve una pequeña erupción, que no sé si tendrá algo que ver con el dermaplaning, pero ningún otro detalle para contarles.
La pregunta del millón es ¿lo volvería a hacer? La respuesta es no.
No me asusta el mito del pelo afeitado y de la barba, simplemente no me gustaron para nada el ardor al colocar las cremas y la piel irritada. Calculo que como método exfoliante es buenísimo (?), pero mi piel no se merece esa agresión.
Usaré la Venus Breeze para las axilas porque me resultó genial y súper suave; y si mi marido me la pide, también se la prestaré. Pero el dermaplaning tuvo debut y despedida en este blog, al menos para mi.
¿alguna otra arriesgada que nos cuente su experiencia?