Como ya sabéis, en el Cosmobeauty Barcelona 2017 conocí a varias marcas, entre ellas Farmogal. Fue una de las que más me llamo la atención, y su equipo me vió tan interesada que Elena Medina me invitó a su centro medico para vivir en primera persona las bondades de los productos Farmogal.
Días después del evento concerté una visita, y el 19 de abril acudí al centro medico estético Elena Medina. Solo os puedo decir que yo no sabia que una piel pudiese BRILLAR tanto. Mi experiencia allí fue increíble, y hoy os la cuento en este post.
El espacio medico estético Elena Medina (a partir de ahora, EM) se encuentra en la Calle del Sol 22, en Sant Cugat. Destacar que esta a 10 minutos de la estación de tren, por lo que si venís de fuera (que sera lo mas probable) es muy sencillo llegar.
Me sorprendió su ubicación, pues esta en una calle muy tranquila y su fachada ocupa toda la pared crema donde esta "empotrada". El conjunto podría parecer que queda desnudo, pero es un punto a favor por lo que llama la atención.
La entrada es recogida y te invita a pasar. Las paredes poseen huecos donde se exhiben los productos que se usan en los tratamientos, así como tamaños venta para particulares que se pueden adquirir ahí mismo.Justo al lado, pero separada por una pared, encontramos una sala de espera muy intima y moderna. Las paredes están tachonadas con relieves plateados, y los dos sillones blancos que hay son sumamente cómodos y espaciosos.
Elena me enseñó todo el centro, y debo decir que quede impresionada por lo engañosa que es la fachada. A primera vista parece que es muy pequeño, a pesar de que por ejemplo, el espacio reducido de la recepción y la sala de espera me resultaron muy recogidos y acogedores precisamente por su tamaño. Pero cuando ves las habitaciones de tratamiento interiores, sorprende el tamaño y la buena disposición espacial que tienen, especialmente la sala Momentum.
Mientras avanzábamos por el pasillo que conectan las habitaciones interior Elena me explicó que en este centro medico-estético se tiene muy en cuenta la cromoterapia, y yo añadiría que no solo se controlan los colores, sino que el centro cuenta con otros detalles que inducen una predisposición de relax y tranquilidad a quien entra.El pasillo es un perfecto ejemplo de ello, ya que es el espacio pre-tratamiento por el que pasamos con ciertos nervios, y si han cuidado sus detalles para infundir un estado de animo determinado (la luz, el ambiente, el color de las puertas, el espejo del fondo, la madera del suelo, las piedras que forran las paredes...). A mi personalmente si que me relajo, sobretodo por la disposición de las luces y los claro-oscuros.
En el pasillo encontramos 4 puertas blancas a la derecha, y dos a la izquierda. Centrándonos en las primeras, estas puertas comunican con las habitaciones "pequeñas" de tratamiento. Su tamaño reducido me pareció idóneo: suficientemente pequeñas para crear un clima de intimidad y recogimiento, pero lo suficientemente grandes como para no sentir claustrofobia.
La primera habitación, ambientada en azul, y la tercera, con colores liláceos, están conectadas a la segunda habitación mediante puertas internas. Esta conexión se debe a que la segunda habitación es la consulta médica, donde se valora los casos que tengan que ver con patologías y/o procedimientos sanitarios (por ejemplo, los masajes tras una lipoescultura o un aumento de pecho). He dejado la cuarta estancia para el final, no solo por cuestiones numéricas, sino porque fue la reservada para mi tratamiento.
Todas las habitaciones siguen una estructura similar: un perchero cerca de la entrada, armarios minimalistas sobre una balda de mármol (que hace de zona de trabajo y alberga la pica de donde se obtiene el agua) y en el medio, la camilla. Como os he dicho anteriormente, me parecen espacios de tamaño adecuado, distribución simple y ordenada, muebles minimal y con una ambientación que proporciona efectos beneficiosos.
Volviendo al pasillo, os hablare ahora de las dos puertas que nos hemos dejado. Una de ellas es el almacén, por lo que no le daré más importancia, pero la otra guarda una habitación de tratamiento (principalmente corporal) con ciertos añadidos.Al entrar en ella, vemos que a mano derecha tenemos una pequeña sauna, y la plataforma vibratoria.
A la izquierda, encontramos una ducha y un espacio acristalado que cuenta con una camilla.
Por último, he dejado lo mejor para el final: la sala Momentum.
Entrar en este espacio significa dejar atrás lo cotidiano. Cuando entré, no pude reprimir una expresión de sorpresa: la sala está totalmente a oscuras, solo iluminada por decenas de velas (esparcidas por el suelo, encerradas en farolillos con filigrana), que le daban un aire místico y exótico. Si a eso le sumamos la música, oriental y con presencia mayoritaria de instrumentos de viento, se crea una atmósfera que propicia la relajación y la desconexión de los problemas cotidianos.
En las paredes encontramos servicios como el baño turco o duchas jet. Justo en medio se alzan dos camillas, con su silueta dibujada tenuemente por la luz de las velas. ¿Os imagináis recibir un masaje aquí? Con la ambientación, la música, la comodidad... Si ademas habéis pensado en vivir esta experiencia con una persona especial para vosotros, o regalárselo a dos personas que pienses que lo van a disfrutar, sigue leyendo porque la cosa no acaba aquí.
Situado de manera estratégica al fondo de la habitación y en línea recta de visión se encuentra el jacuzzi. No solo la escalinata llena de velas que marcan el camino llama la atención, sino también las copas de cristal que corona el conjunto, y el champán que aguarda bajo ellas. Ahora, si tuviese que quedarme con algo, además de con la cantidad de velas y farolillos, sería con los cientos de LED's que emulan un cielo estrellado sobre las aguas del jacuzzi. Creo que es un recurso muy ingenioso, y debe ser una gozada relajarse en el agua, levantar la vista y ver todos esos puntitos de luz.
Los tratamientos Farmogal que ofertan
Antes de empezar a explicaros este punto, quiero especificar que en esta entrada os hablaré únicamente de los tratamientos Farmogal que ofrecen, centrándome especialmente en el tratamiento Principi que es el que recibí. En futuras entradas profundizaré en el resto de tratamientos, y os enseñaré que más terapias ofertan en el centro.
Farmogal tiene 4 líneas de tratamiento, que a su vez cuentan con diversas sublíneas basadas en componentes activos:
- Principi: Basada en los biorritmos. Se podría decir que es la línea de acogida, que introduce y prepara la piel de la persona para los tratamientos posteriores. Sublineas: Carota (betacarotenos), Najalur (ácido hialuronico), Papaereale (jalea real) y Colágeno.
- Centopercento: La entendí como la linea principal, muy antioxidante y con efectos más avanzados y específicos. Sublíneas: Naranja, piña, arándanos y manzana verde.
- C&P Rose: Las pieles sensibles con tendencia a las rojeces serán las mayores beneficiadas, aunque en general cualquier tipo de sensibilidad o afección cutánea vera mejora. Sublíneas: Ruta y avena.
- Feeling time: Para pieles maduras. Lucha contra el tiempo y los signos de edad, buscando el efecto lifting y reafirmante mediante activos como el ácido hialuronico y el colágeno. El componente vegetal asociado es la equinacea.
Elena fue la que me recibió, y lo que mas me gusto es que su acogida fue muy cálida y sincera. Estaba contenta de verme, y solo me puso facilidades durante nuestra visita. A continuación conocí a Monica, la esteticista que me haría el tratamiento y me acompañaría durante todo el proceso.
Lo primero que hizo fue preguntarme que estaba buscando. Le conteste que luminosidad, eliminar manchitas y unificar el tono. A continuación miró mi piel, que rápidamente se deja ver como mixta.
Y tras esta pequeña introducción, pasamos a la cuarta habitación.
Mi sala fue preparada expresamente para mi, iluminada en tonos verdes y con una vela quemando y dando aroma. Mónica me indico que tenia que quitarme el suéter, y que podía dejarme el sujetador, y a continuación me ofreció una toalla para poder taparme.La camilla es confortable y suficientemente ancha y larga como para estar centrada y segura. Me gustó mucho el detalle de que en todo momento se preocuparon de que no tuviese frio, que estuviese cómoda, o de que avisase si sentía alguna molestia. La esteticista echó todo mi cabello hacia atrás, sujetándolo con un turbante (muy cómodo, por cierto, necesito uno de estos) y dejando la superficie de trabajo despejada. Se apagaron las luces, las paredes se tintaron de verde y comenzó el tratamiento.
En primer lugar, Mónica humedeció mi rostro con una toalla caliente. Debo hacer hincapié en la técnica que usaba para humedecer y retirar los productos que me iba poniendo, porque me resultó de lo más relajante. Primero la colocaba en la zona de la papada y el mentón, y la friccionaba suavemente de un lado a otro. Tras un par de movimientos, la dejaba caer delicadamente sobre mi cara con las puntas tocando mi frente en forma de U, de manera que mi nariz quedaba libre. Después apretaba la toalla contra mi cara, y entre ese calor y la sensación de "pesadez" de la toalla, me relajaba muchísimo. Por último, la retiraba ejerciendo una ligera presión para arrastrar la suciedad y/o el producto (cuando había que hacerlo).
Pero volviendo a lo que nos atañe: ya me han humedecido el rostro, y ahora toca limpiarlo. Usaron una leche limpiadora muy ligera, y tras un breve masaje, retiraron el producto.
A continuación, aplicó con un pincel un tónico de rosas super refrescante y calmante. Además de oler bien, se absorbía muy rápido y no dejaba ningún tipo de sensación pegajosa. Este tónico sería aplicado cada vez que el agua tocase mi piel para neutralizar los metales de la misma, a pesar de que en este centro la cal es retirada del agua mediante osmosis.
Una de las peculiaridades de los tratamientos Farmogal es que abandonan el dogma tradicional de "primero agredir (exfoliar, peeling químico, extracción) y después calmar", invirtiéndolo. Es por ello que el siguiente paso fue una mascarilla (Carota mask) con fitoextracto de camomila, para calmar mi piel y prepararla para la queratolisis y la extracción.
El peeling empleado para realizar la exfoliación química fue el Peeling AL, con alantoina, un cicatrizante natural que además promueve la renovación celular. Este producto se mezclo con la otra mitad del vial de fitoextracto de camomila para que la queratolisis fuera mas respetuosa. Retiramos con agua, y de nuevo, se aplica el tónico de rosas.
A la hora de la extracción, Mónica extendió medio vial de fitoextracto de menta por todo el rostro para abrir los poros, y comenzó con la extracción. Debo reconocer que el proceso fue muy suave y efectivo, y debo decir que bastante rápida, principalmente por el mantenimiento que hago en casa. Debido a que este proceso de retirada de comedones suele afectar a la textura de la piel (por ejemplo levantando pielecillas) se usa la Lysing Mask, un exfoliante químico suave con efecto refrescante.
En estos momentos, se hizo un pequeño "descanso" en forma de masaje por cara, hombros, cuello y escote. La sustancia usada fue Holeum 76, un extracto vegetal concentrado liposoluble orientado a nutrir y a calmar. La técnica de masaje fue MUY relajante, y propicio que el producto penetrase en la piel.
Ningún tratamiento de este tipo estaría completo sin una mascarilla. En la imagen me veis con la Mineral Mask, una suspensión en gel pulidora y antiinflamatoria, mezclada con la otra mitad del vial de fitomenta, por lo que tenemos un efecto muy refrescante y calmante. De nuevo, fue retirada con agua, y la piel reequilibrada con el tónico de rosas.
El ultimo paso consistiría en un tratamiento con texturas mas conocidas. Con el Hydroserum y la crema de la linea Carota se da por finalizado el tratamiento.
Durante todo el tratamiento estuve hablando con Mónica. La verdad es que habría sido mucho relajante para mí (y creo que después del aluvión de preguntas, también para ella) estar callada, pero la conversación que me ofrecía era tan interesante, que no podía resistirme.
Los temas de los que hablamos me hizo darme cuenta de mi "trauma" con la piel grasa, mi relación con los ácidos, y lo necesitada de hidratación que estaba mi piel (el tónico de rosas se lo bebía). Pero de estos temas os hablaré en otra ocasión, que tienen tela.
Creo que la imagen habla por si sola.
Parecía una muñeca Barbie. Mi piel reflejaba la luz como un espejo, tenía menos rojeces, el tono más igualado, la textura finísima y los poros limpios como una patena. Si es cierto que tras los masajes, mi piel estaba algo rojiza, pero no era la típica cuperosis o rosácea, sino un rojizo profundo, como por debajo de la piel. Estaba viendo la descripción gráfica de "activar la circulación". Me sentía la piel y la carne muy "pulposa" y jugosa.
En las siguientes imágenes podéis ver a la izquierda las imágenes pre-tratamiento, y a la derecha fotos tomadas 1 día después del tratamiento. La piel está como pulida, y los poros infinitamente limpios. Es una lástima que no pudiese tomarme mejores fotos pre-tratamiento, pero creo que a pesar de ello, las diferencias se aprecian bien.
La idea era que, para mantener este resultado (que básicamente ocurre por la limpieza facial, la exfoliación y aportar unas buenas condiciones de hidratación y nutrición para la piel), tenia que seguir usando los productos de Farmogal. Como os dije en la entrada donde conocí la marca, esta firma pretende construir el ecosistema perfecto para que la piel se equilibre y solucione sus problemas, por lo que el planteamiento era bastante obvio.
El problema es que, a pesar de tener muestras del Cosmobeauty, y que Mónica me ofreció algunas más para poder continuar, justo a los dos días tenía otro evento. Eso implica mucho estrés, malos hábitos alimenticios y térmicos, tiempo muy ajustado.... en definitiva, factores que no me iban a permitir seguir a rajatabla un protocolo de cosmética. Por este motivo, tengo pensado volver a hacerme otro tratamiento, y esta vez seguir las recomendaciones del centro (además, me irá de perlas para probar los productos y hablaros de cómo actúan en un lienzo limpio y listo para aceptar productos).
El resultado estético del tratamiento fue excelente: tono unificado, muchísima luminosidad, piel más hidratada y suave... Las fotografías aportadas son evidencia más que suficiente.
El trato fue excelente. No solo a nivel de las técnicas usadas, en la que se nota la experiencia y la formación recibida, sino a nivel humano. Me sentí en todo momento acogida y sobretodo, me dieron toda la información que demandaba. Además de salir con la cara perfecta, ese día aprendí un montón sobre mi propia piel y sobre los tratamientos de cabina.
Desde aquí agradezco la atención recibida por parte de Elena y Mónica, y os animo a que continuéis con vuestro buen hacer y con esa energía tan positiva.
¿Vosotras os habéis hecho alguna vez un tratamiento de cabina?¿Qué os pareció?
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