Los que me seguís hace tiempo sabéis lo que me gusta viajar, también lo mucho que disfruto comiendo así que, cuando me invitaron a la I Edición del Foro Internacional del Queso Canario no me lo pensé mucho. Primero me daba la oportunidad de conocer un lugar en el que no había estado nunca, y al que ahora estoy seguro que regresaré, Las Palmas de Gran Canaria. Por otro lado, el profundizar en los sabores y tradiciones de uno de mis alimentos favoritos, el queso, era de lo más tentador. Por ello, no me lo pensé mucho y respondí con un sí rotundo ante tal suculenta propuesta.
Celebrado los días 1 y 2 de abril en el Auditorio Alfredo Kraus de la localidad canaria, el evento congregó a lo más top del panorama gastronómico, y en concreto de los paladares y talentos vinculados al mundo del queso. Todo con un claro objetivo, reivindicar la cultura del queso y convertir a la isla en una referencia internacional en lo que a este cremoso alimento se refiere. Productores, vendedores, hosteleros, distribuidores y, como no, consumidores, fueron convocados a este encuentro en el que hubo charlas, talleres y que contó con nombres como Joan Roca (El Celler de Can Roca), Ivan Cerdeño (Restaurante Iván Cerdeño). El momento de verles y observarles en acción llegó durante la celebración del congreso pero antes de ello, la organización nos preparó una serie de experiencias de lo más cautivadoras, donde entorno y producto nos grabaron un recuerdo imborrable.
Nuestro primer contacto con la gastronomía canaria fue en Nelson (Arinaga), una local especializado en producto del mar donde pudimos degustar una lubina salvaje celestial. El siguiente día, a lomos de la guagua, surcamos las sinuosas carreteras de la isla, mientras ascendíamos metros y el paisaje iba mutando. Sólo así, en estos entornos idílicos y totalmente desconocidos por muchos habitantes de la península, pudimos visitar y ver la forma de trabajar de varias queserías artesanas, como el Cortijo de Caideros y el Cortijo de Montaron. Allí producen de manera artesanal y casi ancestral el Queso de Flor de Guía, la verdadera joya de la corona de los quesos canarios, catalogado por expertos como uno de los mejores del mundo, por su especial sabor. Para producir estas piezas casi de colección, las ovejas siguen pastando mediante la trashmancia. Sólo así, su leche reúne las condiciones óptimas para que este queso logre el meritorio nombre y fama que le precede. Os aseguro que yo hasta este viaje jamás había oído hablar de él, y esto es debido a que su producción es tan laboriosa, y limitada, que apenas alguna pieza aterriza en la península. Un secreto, de intenso sabor, que apenas es amigo de cruzar los mares.
Después de estas instructivas visitas (compra de queso incluida) nos seguimos adentrando en los espectaculares paisajes de la isla, parada técnica en el original y prometedor restaurante Texeda, de Borja Marrero y a seguir disfrutando del viaje, en esta ocasión en las Bodegas Bentayga, ubicadas a 1.290 metros de altitud, bajo la petrea mirada del Roque Nublo.
Al día siguiente tocó pasar de la práctica a la teoría y escuchar, con atención, a los más grandes del panorama quesero. La evolución de este producto, como se ha ido adentrando, poquito a poco, en las principales cartas del país, cómo se le ha ido reconociendo y valorando con el paso de los años. Mención especial la ponencia de Joan Roca al que, observar y escuchar tiene por momentos un efecto hipnótico. Más tarde hubo todavía tiempo de celebrar el Campeonato de Tartas de Queso, con un jurado de prestigio con miembros como el pastelero Paco Torreblanca o la chef Susi Díaz. Certamen que por cierto ganó Fernando Alcalá, de Kava en Marbella (Málaga).
Por desgracia no tuve tiempo para mucho más, Madrid y sus secretos me reclamaban, así que tuve que volver, eso sí, con una sonrisa en el rostro, de lo mucho que había disfrutado y saboreado en estas 48 horas. Un diez en organización a este Foro Internacional del Queso Canario que empieza su andadura pisando fuerte y con muchas maneras. El año que viene, si me dejan, allí estaré.