Principalmente fue un viaje largo pero divertido, de unos 3 días en coche parando en decentes hoteles con divertidas compras y deliciosas comidas, nunca había probado un Queso tan bueno como los de suiza, el Raclette sin duda fue uno de mis favoritos, y que hablar de los chocolates, sin duda tienen una mano de gato para realizar estos pequeños manjares.
En el trayecto pasamos por determinados lugares antes de llegar a nuestro destino, cerca de Suiza podíamos contemplar unos hermosos prados verdes que no había visto en aquel entonces, parecían salidos de la mismísima serie de Heidi, era increible.
Ver la naturaleza del prado y las peculiares vacas con tono café y flequillo, era realmente espléndido. Aquellos alpes cubiertos por una hermosa capa nevada sin duda captaron mi atención, soy amante de estos lugares, sobretodo con los climas fríos, valía totalmente la pena abrigarse más de la cuenta.
Las carreteras eran fáciles para el trayecto, limpias y sin apenas baches. Pero lo mejor fue al llegar a la ciudad de Zürich, sus arquitecturas, sus lindas tiendas con muy bellas e interesantes tazas antiguas, a mi edad no es muy común que me llamen la atención, pero no podía evitar pensar lo lindas que eran.
Respecto al ámbito social allí, las personas tienden a ser bastante calladas/reservadas, pero sin embargo cuando se habla de cálidos bares, se siente un ambiente muy hogareño.
Pronto hablaré de mi experiencia en Francia antes de llegar a Suiza, espero que hayan disfrutado con este pequeño punto de vista.