En puertas de las elecciones cabe hacer un pequeño paréntesis y reflexionar sobre cuáles son los motivos por los que elijo a un determinado representante de mi municipio. Una ideología es aquello que determina la acción. La ideología no tiene nada que ver con las ideas, es un conjunto de razones (siempre inconscientes) que me permiten, en este caso, votar a un candidato u otro. El momento de la ideología impide pensar pero, sin ella, no habría sujetos psíquicos o sociales. Padece de una ceguera: su tendencia a ser la realidad, el color dominante, a empaparlo todo con su amor. Habría que prestar atención entonces sobre qué tipo de ideología sustenta mi elección. ¿Tal vez sigo una ideología familiar?¿Tal vez aquello que no soporto de tal político tiene algo que ver conmigo? ¿Analizo los hechos con objetividad, o simplemente estoy dejándome llevar por las pasiones? ¿Son mis prejuicios los que entran en juego?En palabras de Einstein es más difícil desintegrar un prejuicio que un átomo. Entonces es importante tener en cuenta que sin una transformación de los modelos ideológicos no puede haber una transformación de las sociedades. No hay manera de influir en otros sino influyendo en uno mismo, así que es estudiando como se puede aprender a pensar, a cambiar de ideología.
Laura López, psicóloga-psicoanalista
Revista Psicología
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