Mi gran boda guiri: los complementos

Como ya os conté, al final encontré mis zapatos, azules, en Menbur. Encantada con ellos, la verdad, fueron cómodos (hasta el momento en el que, ejem, los cambié por mis Converse negras) y, para mí, los más bonitos del mundo. Los pendientes fueron de López Linares, y los encontré gracias a María, que se desvivió por ayudarme a encontrar la pieza perfecta para mi gran día. Si tenéis oportunidad, pasad por su tienda en la calle Claudio Coello nº 60, no será un viaje desaprovechado: la tienda tiene maravillas y el trato es, simplemente, perfecto. Yo fui con mi amiga Ana, la otra parte de Boda 2.0, que fue la que me regaló esas preciosidades.

Lo de liga es ya otra historia. Yo no pensaba llevar liga, pero, tres semanas antes de mi boda, uno de esos amigos de toda la vida también se dió el ‘si, quiero’ en Zaragoza (una boda espectacular, todo hay que decirlo), y en un momento del baile los recién casados me hicieron entrega de la liga de la novia. Claro, yo era, literalmente, la siguiente, y gracias a Elena ya tuve mi otra cosa prestada.

La peineta que llevé también era prestada, de la boda de otra de mis grandes amigas hace ya unos años, y quedaba perfecta con ese peinado medio vintage que acabé eligiendo.

Las alianzas, muy sencillas, son dos piezas de oro blanco que compramos en Inglaterra.

Creo que lo más bonito de las bodas es poder contar con amig@s que están presentes en cada detalle… No quiero que os perdáis las imágenes, que, como el resto de la boda, son de Anjana Guerras Fotografía.