Pensaréis que vaya tontería dedicarle una toda una entrada a los zapatos que voy a llevar mi día B. Pero el tema de calzado es algo que a mi me preocupa mucho, porque nunca encuentro nada que me guste y porque cuando quiero algo, resulta que no está de moda esa temporada y cuesta encontrarlo (o es imposible, como los zapatos rojos de otro material que no fuera ante que intenté encontrar este verano… otro año será). Yo, básicamente, he dejado de saber andar en tacones. Y necesito que tenga una plataforma concreta y una forma específica para sentirme cómoda con unos zapatos: nada de puntas, plataforma discreta, que se ajusten al tobillo… Para más inri, decido que no quiero unos zapatos de novia al uso, que quiero unos de color. De color azul, para más señas.
Paso número uno: Me lanzo a las tiendas online para ver qué se cuece en el mercado.
Sandalias de ASOS
Zapato de Edén, de venta en Zalando
Zapatos vistos en Amazon.co.uk
De pronto descubro que el azul que yo quiero no es el color estrella de la temporada. Y me empiezo a volver loca buscando aquí y allá, ¿no hay nada que no sea de ante? ¿no hay sandalias de mi estilo? ¿no existen ya? Modo desesperación: ON.
Por fin, doy con la web de la firma Menbur y veo que hay zapatos que me gustan (aquí os dejo una muestra, muy variado, oye, pero al menos en su tienda tienen variedad en azul).
Después de navegar un ratito por su tienda online, descubro los que serán mis zapatos para el día B. Así que, a través de su web, pido hora para probarme ese modelo de mi talla en la tienda más cercana a mi casa en Madrid. Como he pedido la cita con bastante antelación (os recuerdo que Mr. Lee y yo vivimos en Londres), la tienda se puso en contacto conmigo para confirmar la talla y el día que iba a poder ir a la tienda.
Y una mañana soleada de junio me planto en la tienda de Menbur del Centro Comercial Plaza Norte (en Madrid) con mi señora madre para probarme y, si todo va bien, llevarme mis zapatos de novia. Y el flechazo quedó confirmado en ese momento: los zapatos ¡me encantan! Quiero decir desde aquí que la dependienta de la tienda fue de grandísima ayuda, además de ser muy simpática. Sin duda, os recomiendo que echéis un vistazo en esa tienda si andáis buscando zapatos y una atención totalmente profesional y agradable.
¡Yo ya tengo mis zapatos! Menudo alivio… ¿eh?