Revista Cultura y Ocio
"Mi hermana Rose vive sobre la repisa de la chimenea. bueno, al menos parte de ella- Tres de sus dedos, su codo derecho y su rótula están enterrados en una tumba de Londres. Mamá y papá tuvieron una discusión de las gordas cuando la policía encontró diez pedazos de su cuerpo. Mamá quería una tumba que pudiera visitar. Papá quería incinerarlos y esparcir las cenizas en el mar. en todo caso, es lo que me ha contado Jasmine. Ella se acuerda más que yo. Yo sólo tenía cinco años cuando ocurrió aquello. Jasmine tenía diez. Era la gemela de Rose. Y para mamá y papá, lo sigue siendo."
Hay veces que necesito desintoxicarme de un título para poder acercarme a él. Se vuelve tan visto, tan leído, tan hablado, que me cansan sus personajes aún antes de haber sido presentados, como si fueran un vecino ruidoso que no me deja dormir y cuya cara aún desconozco. No quedan en el olvido, los apunto, y tiempo después (cuando el autor saca otro libro por ejemplo) los recupero. Este fue el caso del libro que traigo a mi estantería virtual. Hoy traigo, Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea.
Conocemos a Jamie, que con apenas diez años se va a vivir al norte de Londres con una familia rota que no ha conseguido superar el dolor de haber perdido una hija. Jasmine, la gemela de la hermana muerta, ha cambiado drásticamente, los padres no consiguen superarlo y se separan y el pequeño aún no ha logrado llorar. Jamie, además, sabe que las cenizas de su hermana están sobre la chimenea, pero no logra recordarla más que vagamente.
Pensaréis que es una historia triste, bien, todas las historias que tratan sobre pérdidas lo son. Y más de niños, y más de forma drástica como un atentado. Cinco años después Jamie nos cuenta la historia, y lo hace con inocencia, humor, candor y pena. Con todos esos sentimientos propios de un niño de diez años que la autora consigue reflejar a la perfección. Suelo quejarme en los libros protagonizados por niños del exceso de reflexiones maduras que terminan por provocar que no nos creamos a estos jóvenes protagonistas. Bien, aquí la autora es impecable, consiguiendo incluso sacar la sonrisa al lector con las ocurrencias de Jamie.
La historia es complicada, la familia protagonista está destrozada por la pérdida y la forma en que sucede y entre amigas musulmanas, alcohol, trastornos alimentarios y sentimientos de protección avanzamos página tras página.
Pese a todo está contada con sencillez, como corresponde al narrador. Y, precisamente por alejarse a estas edades cinco años, la autora salva caer en la sensiblería fácil, algo que no sólo le agradezco sino que además confieso que temía antes de comenzarlo. Alguna vez he dicho que para que algo sea hermoso no ha de cumplir el tradicional criterio de bonito como alegra y divertido. Este libro es un claro ejemplo. La historia es hermosa, emotiva y... triste. Consigue que nos encariñemos con Jamie y nos importe realmente como se siente y hacia dónde dirige sus pasos su familia; los cambios que vive y el motivo. Y nos hace además partícipes de su ilusión. De esté modo nos conduce a un final que pronto comprendí no iba a estar lleno de dulces y confeti. La autora muestra coherencia y cierra el libro con un broche perfecto de un libro en el que, incluso el leve olor a enseñanzas que desprende, se le perdona.
Un primer libro de una autora que ha sacado recientemente al mercado una nueva publicación y a la que, de seguir en esta línea, habrá que vigilar de cerca.
Y vosotros, ¿qué estáis leyendo hoy lunes?
Gracias