TRADUCCION: Lola Díez
AUTOR: Annabel Pitcher
EDITORIAL: Siruela
ISBN: 978-84-9841-544-5
PÁGINAS: 230
PRECIO: 16,95€
CONTRAPORTADA:
Esta historia de la lucha de un niño por recuperar a su familia desgarra y conmueve, pero está también llena de humor y esperanza. La voz de Jamie tiene tanta fuerza que uno no puede evitar ponerse de su parte y ver el mundo a través de sus ojos.
Han pasado cinco años desde que Rose murió en un atentado terrorista islámico en el centro de Londres. Su hermano Jamie, de diez años, no ha podido llorar todavía, aunque sabe que debería hacerlo porque toda su familia lo hizo. Las cosas no van nada bien desde entonces: su padre bebe cada vez más, su madre los ha abandonado, Jasmine, la gemela de Rose, ha dejado de comer y Jamie tiene muchas preguntas que nadie le responde. Pero un día un anuncio de televisión le hace soñar con que todo vuelva a ser como antes…
Por fin he podido leer esta novela cuyo título tanto me llamó la atención cuando salió. Está claro que titulándose así, es de esos libros que te obliga a hojearlo en cuanto lo tienes delante, y además su portada también me parece muy atractiva (mucho más que la original, por cierto)
Esta es una de esas historias que creo que conectará con todo tipo de lector. A pesar de estar protagonizada por un niño de diez años, no es en absoluto una novela ñoña y creo que uno de los mejores logros de la autora ha sido plasmar muy bien la visión de un niño de diez años sobre las cosas que ocurren a su alrededor. Siempre comento que esto me parece realmente complicado. El autor corre el riesgo de hacer que el niño parezca demasiado infantil o todo lo contrario, quizás demasiado maduro para la edad que representa, pero creo que en esta novela la autora ha sabido encontrar ese equilibrio perfecto con Jamie.
Como cuenta la contraportada del libro Jamie perdió a su hermana Rose en un atentado terrorista hace ya cinco años. Por aquel entonces él todavía no tenía ni cinco años y es evidente que su forma de sentir la falta de esa hermana es muy distinta de la del resto de su familia. Para sus padres el golpe fue tan fuerte y les afectó de tal manera que no pudieron seguir manteniéndose unidos como pareja. El sentimiento de culpa, los reproches, los típicas frases "si no hubiéramos ido allí...", "si tú no le hubieras dejado..." les sobrepasan y finalmente cada uno toma un camino diferente. Ni siquiera consiguen ponerse de acuerdo en cómo enterrar lo poco que pudieron rescatar de su hija. La madre opta por enterrar una parte de Rose y el padre por incinerar otra y ponerla en una urna sobre la repisa de la chimenea, transformando ésta en poco menos que un altar.
Para su hermana Jasmine también fue una terrible pérdida, porque Rose era su gemela. En aquel entonces las gemelas contaban diez años. Para sus padres es dolorosísimo verla cada día y notar más aún la ausencia de Rose. Por eso cuando Jas cumple quince años, decide teñirse el pelo de rosa y ponerse un "piercing". Ya no quiere seguir pareciéndose a Jasmine. Para sus padres ese es ya el golpe definitivo y tras la separación el padre decide marcharse fuera a vivir fuera de Londres que, a su entender, está lleno de "musulmanes terroristas". Mientras que la madre comienza una nueva vida con otra pareja, Jamie y Jas se trasladan con su padre a un nuevo hogar, pero con el traslado, las cosas no parecen cambiar demasiado. El padre sigue sumido en una profunda depresión y tristeza y apenas es consciente de que debe atender a sus hijos, bebe, duerme, mira fotografías, vídeos, y le habla a una urna cuyas cenizas promete esparcir cada año por el aniversario del atentado, pero con las que siempre regresa a casa. Es tal la presencia de Rose en la casa que incluso en las celebraciones familiares, el padre, le pone su trocito de tarta al lado de la urna. Y aquí es donde Jamie tiene que hacer un esfuerzo para entender esta situación. ¿Por qué hay que hablarle a un poco de ceniza? ¿Por qué nadie puede entender que él no consigue echar de menos a una hermana a la que apenas recuerda? ¿Por qué no disfrutar de la hermana que tiene viva y ya puestos de su padre y de su madre? Es como si su familia pensara que tiene un problema porque todavía no ha conseguido llorar por la muerte de Rose.
Contado así, parece una historia tristona y lacrimógena, pero la verdad es que al estar narrado desde la visión de Jamie es una lectura muy entretenida, de esas que te hace esbozar sonrisas de vez en cuando (sin llegar a ser una novela "divertida" ¡ojo!), y teniendo en cuenta que son muchas las cosas a las que tiene que hacer frente el niño no es tarea fácil. Además es tan fácil encariñarse con este niño que estás deseando que sea feliz desde que comienza la novela.
Por un lado está el tema de la ausencia de su madre. La echa muchísimo de menos, piensa en ella constantemente y decide no quitarse su camiseta de Spiderman hasta que ella vaya a hacerle al menos una visita. No puede tardar. En su última nota ponía "Estoy deseando verte muy pronto con tu camiseta puesta"
Por otro tenemos el tema del cambio de colegio. Es el niño nuevo y comienza a sentir acoso por parte de algunos compañeros.
Otra cosa a la que debe enfrentarse es algo que le causa un conflicto interior muy grande. La única niña que parece salir en su defensa y estar dispuesta a ser su amiga es musulmana. ¿Cómo puede hacerse su amigo sin traicionar a su padre que sólo sabe predicar el odio contra los musulmanes? Y aquí es donde entra una de las partes más interesante para mí de la novela. La manía de "generalizar" que tenemos en muchas ocasiones. Si la niña murió en un atentado terrorista perpetrado por musulmanes, significa que todos los musulmanes son terroristas. Eso es lo que el padre de Jamie le ha transmitido a sus hijos, su desprecio por el pueblo musulmán y cuanto más conoce Jamie a Sunya y a su familia menos puede entenderlo.
En este punto quiero añadir, que aunque no estoy de acuerdo con el pensamiento del padre de Jamie es muy comprensible su actitud. Siempre es terrible perder a un ser cercano, no digamos a un hijo y si encima es en estas circunstancias, pues imagino que uno guarda todo ese odio y culpa de la desgracia a quien sea. El problema en este caso es cómo intenta este hombre que sus hijos piensen igual.
Sin embargo y a pesar de estos problemas que no son pocos ni sencillos para un niño de 10 años, Jamie cuenta además de con esa nueva amistad, con el cariño de su hermana Jas, que teniendo en cuenta su edad podría haber optado por "pasar de él" y sin embargo la novela nos muestra una relación preciosa entre los dos y ¡cómo no! el cariño de su gato Roger.
En realidad Jamie no siente dolor por la pérdida de su hermana porque era demasiado pequeño para darse cuenta de lo que pasaba y para entender el dolor de los demás necesita sentir en su propia piel el dolor de perder algo que le importa.
Creo que no hay nada de esta novela que no me haya gustado.
Me ha gustado la forma en que ha elegido la autora narrar esta historia. Es Jamie en todo momento y en primera persona el narrador. Esto hace que la lectura sea muy fresca, ágil y directa. Además su lenguaje sencillo (necesario para plasmar la inocencia e ingenuidad del protagonista) lo convierten en una lectura muy amena. También me ha gustado la estructura del libro. Si uno hojea el libro rápidamente se dará cuenta de que no existe ni un sólo guión que anticipe diálogos, sino que estos van en cursiva dentro de los párrafos del libro, algo que en principio podría hacer la lectura más lenta, pero que sin embargo no es así.
Me han gustado los temas que trata y cómo los trata. La forma de contarnos el deterioro de una familia a través de la voz de un niño. Sus intentos por hacer que todo cambie, con una idea un tanto peregrina, pero muy "actual" (no digo más). Me gusta que no se regodee en la muerte de Rose, pero que a la vez nos cuente qué es lo que ocurrió exactamente.
Me ha encantado Sunya, hace que Jamie vea que todo lo que su padre piensa no tiene porqué ser cierto. Le hace pensar y es cuando su personalidad brilla más.
Me ha gustado esta familia herida, en la que cada uno lleva el dolor como puede. Creo que es una historia muy bonita, entrañable, tierna y en definitiva, muy recomendable, de la que se puede aprender. Una historia llena, sobre todo, de esperanza y optimismo.
Nunca había estado dentro de una casa musulmana. Me preocupaba que oliera a curry como decía papá en Londres. Temía que su familia se pusiera a hablar y a rezar en una lengua diferente. Y me daba miedo que el padre de Sunya pudiera estar fabricando bombas en su dormitorio. Eso es lo que decía papá que hacen todos los musulmanes. Y aunque me sorprendería que el padre de Sunya fuera un terrorista, papá me había dicho que nunca puede uno estar seguro y que hasta los que más cara de inocentes tienen llevan bombas escondidas en el turbante.
Puedes leer el primera capítulo de este libro AQUI
Fotografías utilizadas:
- del libro: http://www.siruela.com/
- del gato: http://www.stockphotos.mx/image.php?img_id=5006440&img_type=1
- de la camiseta: http://www.portal-cifi.com/scifi/content/view/39/31/
- de la autora: http://www.serendipityreviews.co.uk/2011/05/big-break-with-annabel-pitcher.html