Hoy me desperté sintiéndome agradecida de ser mujer, empoderada de mi feminidad, agradeciendo a este hermoso cuerpo en el que he nacido y el cual me viene acompañando en esta hermosa aventura desde hace ya varios años.
Recordé cuando era una niña pequeña y mientras jugaba, llena de sudor de tanto correr, me detenía a verme en el espejo, tratando de re conocerme, mirando mi cabello largo, mis ojos grandes, mis manos delicadas…
Aparece en mi, derrepente, otro recuerdo, mi primera menstruación, sensaciones encontradas, felicidad, porque sentía que me estaba convirtiendo en mujer, tristeza, porque sabía que se despedía esa hermosa y dulce niña que por años me acompañó. Recuerdo la necesidad de volverme a re conocer en este nuevo cuerpo, volver a re conectarme en él. Mi cuerpo cambiaba y yo también con él…
Recordé mi primer embarazo y verme desnuda delante del espejo, ver como mi vientre había crecido, mis senos se oscurecían preparándose para dar de lactar y nuevamente, ahí estaba yo, tratando de re conocerme, re conectarme con este hermoso, maravilloso y perfecto cuerpo humano. ¿como podía ser que una vida se estaba gestando dentro de mi?, ¿dentro de ti, mi hermoso cuerpo?, ¿si solo ayer nos mirábamos frente al espejo llenas de sudor de tanto correr y jugar?, ¿si solo ayer tratábamos de entender todos los cambios que pasaban dentro nuestro?…
Recordé mi parto, el dolor, el miedo, la felicidad, el amor infinito… recordé como me conectaba contigo en cada contracción, recordé sentirte, ayudarte, amarte… -todo va a estar bien-, me decía dentro de mi… -eres fuerte, ¡tu puedes!-.
Recordé el momento que partió mi hijo, mi hermoso Noah, otra vez te sentí, sentí el dolor, la tristeza, el vacío en mi vientre, en mi útero, en lo más profundo de mi Ser, algo dentro de mí también murió ese día, algo nuestro, mi bello cuerpo… otra vez nos conectamos… ¡pero, ay de que forma!.
Y soy consciente que todavía nos falta mucho por recorrer mi hermoso, maravilloso y perfecto cuerpo femenino, nos falta pasar por la menopausia, ¿cómo será vernos al espejo en ese momento? ¿y más adelante? ¿cuando sintamos nuestra piel soltarse?, el cabello encanecerse, las manos y el rostro arrugarse…
Y otra vez, me sentaré frente al espejo y te miraré, con amor, con compasión y muchísimo, muchísimo agradecimiento… seguiré siendo siempre la misma niña pequeña que se miraba frente al espejo, llena de sudor de tanto correr y jugar, tratando de re conocerse, re conectarse, de AMARTE.
Gracias, gracias, gracias,
A todas ustedes, mis hermosas mujeres en su día,
imagen: Morgan Weistling – Before the mirror