Revista Diario

Mi hijo miente, y la culpa es de la loba

Por Zulema @MamaEsBloguera

 lobo

Hace unos días cuando me pasé por la casita de Carol encontré un post fantástico que me ha tenido muchos días dándole vueltas a la cabeza y observando diferentes situaciones en casa. En él hablaba de las mentiras en los niños, donde además se explicaba que según la edad ni siquiera se pueden considerar mentiras, sino que rellenan lagunas de su memoria con cosas inventadas. No dejen de leer su entrada porque es genial.

Pero bueno, la cosa es que al leer algo se activó en mi cabeza y no he conseguido pararlo, como le decía a ella G con ocho años sí que miente intencionadamente, vamos, que sabe perfectamente que está diciendo algo que no es cierto para tener un beneficio o simplemente echarle la culpa al otro. Puede ser algo muy normal a su edad pero la preocupación es inevitable, siempre siento que debo corregir esa actitud para que no perdure en su desarrollo y entienda que eso no está bien.

Pero claro, la cuestión principal y que llevo mucho, mucho tiempo haciéndome era.. ¿pero por qué miente? Teniendo la respuesta en mi propia cara, estando precisamente en mí y sin ser consciente de ello. Mi hijo miente por mi culpa. Sí, por mi culpa y nada más. Miente a veces por miedo a escuchar algún reproche, por evitarse alguna consecuencia por un mal acto que ha realizado, y así sucesivamente. Ha aprendido a mentir para librarse, y sinceramente la mayoría de las veces le sale bien.

Siempre que hay una trastada por medio, se da por hecho que ha sido él, y siempre que le pillo está el reproche. Así que mentir es más rentable para evitar escuchar a la loba que a veces llevo dentro. Lo entiendo, no le culpo, yo también lo haría. Pero ahora creo que tener la base del problema, que no ha sido fácil verlo y reconocer que no es él, soy yo. Creo que debo controlar un poco más el carácter de loba que llevo dentro y controlar esos reproches para minimizarlos y dejarlos para cuando realmente sean necesarios, aunque sea difícil estando sola con los dos, debo hacerlo.

Ser madre y padre no es fácil y nunca lo será. Ni yo ni nadie es perfecto y todos cometemos errores. Pero lo importante es buscarlos para saber modificarlos, y en esta casa vamos a dar otro pasito más en ello.

La loba de momento intentará tener el bozal puesto el mayor tiempo posible. ¿La tuya ya lo lleva?


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