Consulta:
Hola. Gracias por este espacio de consulta, me parece que haces una gran labor para las madres.
Quería preguntarte sobre mi hija. Tiene 2 años, no va a la guardería pero yo procuro que se relacione habitualmente con otros niños.
Lo que me preocupa es que, en el parque, a veces otros niños la pegan, la empujan o la arrebatan sus juguetes. Ante esta situación, ella llora y me busca, pero no se defiende.
Yo me siento muy mal porque la veo indefensa y me dan ganas de decirla que cuando la peguen, ella haga lo mismo. Pero no estoy segura de que esto sea adecuado.
No sé cómo enseñarla a defenderse.
Por favor, dame alguna orientación. Muchas gracias.
Respuesta:
Estimada amiga. Te agradezco que compartas conmigo tu consulta.
La cuestión que planteas es un tema que preocupa a muchos padres y en el que considero que hay mucha confusión.
Es evidente que desarrollar las habilidades adecuadas para defenderse es muy importante para los niños, pues serán habilidades básicas de resolución de conflictos a lo largo de su vida posterior.
En primer lugar, creo que es interesante definir el concepto “defender”. Según la R.A.E (Real Academia Española), se define defender como amparar, librar, proteger. Teniendo en cuenta esta definición, una persona que sabe defenderse es aquella que sabe procurarse amparo y protección.
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De esta manera, nos centramos en que las habilidades necesarias para defenderse están relacionadas con la consecución de amparo y protección. Así pues, para comprender cómo puede aprender un niño a defenderse deberíamos preguntarnos cómo puede ese niño obtener el amparo y la protección que necesita.
Si tenemos en cuenta que los niños pequeños necesitan el apoyo del adulto para muchas de las actividades cotidianas de su vida, tales como alimentarse, asearse, dormir, tranquilizarse, divertirse, etc., debemos comprender que más aún lo necesitan para protegerse o ampararse.
De este modo, al igual que en el resto de experiencias de su vida, el niño pequeño necesita el acompañamiento del adulto cuando uno de sus iguales le agrede. Asimismo y, como sucede en los demás ámbitos, el niño irá desarrollando habilidades y aptitudes que le permitirán desenvolverse de manera independiente más adelante.
Así pues, durante la infancia el niño necesita que el adulto le defienda. Esto le permitirá desarrollar las habilidades necesarias para, más adelante, poder defenderse a sí mismo adecuadamente.
Así, es obvio que la forma más segura para un niño de conseguir protección y amparo es recurrira su cuidador principal, expresar a su adulto de referencia que necesita apoyo o protección. Esto lo puede expresar de diversas maneras, como el llanto, una búsqueda con la mirada o la palabra.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, es evidente que tu hija se está defendiendo. Llora para buscar tu amparo, tu protección. Esa es su manera de defenderse y es una manera adecuada, positiva, pacífica y eficaz.
El “ojo por ojo” no es recomendable
Sin embargo, es una realidad que a la mayor parte de los adultos les surge, automáticamente, el impulso de recomendar a sus hijos que si los agreden, ellos agredan al niño agresor.
Esto podría considerarse una reacción lógica si se tiene en cuenta que vivimos en sociedades en las que la violencia está a la orden del día. Estamos acostumbrados a ver violencia en los medios de comunicación, en el cine e, incluso a veces, en nuestros propios hogares.
Sin embargo, cuando recomendamos a nuestro hijo a que pegue a quien le pegue no le estamos enseñando a defenderse, pues agredir al agresor no le protege ni le ampara; agredir al agresor es pelear, no es defenderse.
Cuando recomendamos a nuestro hijo a que pegue a quien le pegue estamos legitimando la violencia como estrategia de resolución de conflictos.
Y no sólo eso, además estamos limitando el desarrollo de habilidades asertivas de resolución de conflictos, como pedir ayuda, verbalizar emociones o evitar situaciones de riesgo.
Para terminar, te recomiendo mi artículo “Cuando otro niño pega a tu hijo” http://www.psicologiaycrianza.com/2013/06/cuando-otro-nino-pega-tu-hijo.html, en el que explico cómo deben actuar los padres ante esta situación.
Con todo esto, espero haberte servido de ayuda.
Un abrazo.
Mónica
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