Revista Diario
Últimamente veo que el tema del sueño en los niños vuelve a preocupar notablemente. O quizá no preocupa tanto, pero algunos -mal llamados- expertos lo sacan a relucir nuevamente. Seguro que muchos habéis leído o al menos oído hablar de un estudio de sueño infantil que una conocida marca de pañales ha patrocinado.
Dicho estudio comienza así: "Más de un 60% de los niños entre 0 y 36 meses presenta problemas para conciliar el sueño durante la noche". Puedo imaginar la cara de muchos padres al leer esto, en mitad de la noche y tras el quinto despertar de su bebé pongamos de..... ¿7 meses? Un experto afirma que su bebé casi seguro tiene un problema. Queridos padres, no sé si mi opinión valdrá de algo pero con este post quiero daros tranquilidad y hasta esperanza. Yo no soy experta en nada, no me avala una prestigiosa marca, no he realizado un estudio comparativo y no pretendo venderos nada. Sólo quiero compartir mi experiencia, y sólo soy una madre.
Hace 7 años yo era esa madre insomne, una mujer que no daba pie con bola al día siguiente después de los múltiples despertares de mi lindo bebé. ¡Qué mal dormía Rayo! El quería mamar, jugar, mirarme, sonreir, cualquier cosa menos dormir. Había noches buenas donde se despertaba dos y tres veces, ahí era yo la reina del mambo. Otras no tenía tanta suerte y al día siguiente parecía uno de los figurantes de The Walking Dead.
Y sí, recibí mensajes muy negativos, presiones, ofrecimientos de libros con nula base científica para adiestrar a mi hijo en el arte de dormir. Pero oye, yo pensaba que aquello formaba parte de su desarrollo natural y opté por respetar sus ritmos y asumir la falta de sueño. No fue fácil, quien no duerme y quiere hacerlo sabe lo mal que se pasa. Pero no quedaba otra.
Me decían que la lactancia era la responsable de sus despertares. ¡Qué mentirosos! A los 15 meses nuestra lactancia concluyó y el niño ahí seguía erre que erre venga a llamarme en mitad de la noche. Decían que como dormía conmigo le despertaban nuestros ruidos. De nuevo me mintieron pues cuando decidió irse a su dormitorio, con 2 años, se venía a nuestra cama cada vez que quería a comunicarnos que se había despertado.
Qué de mentiras me contaron. Incluso quisieron hacerme creer que el niño tenía un problema. ¡Un problema! Decidí hacer oídos sordos a todo el mundo, no hice caso a nadie. Seguí con mis ojeras y mi niño poco dormilón adelante sin mirar a los lados y sin escuchar todas aquellas opiniones.
En alguna ocasión flaqueé, ¡claro que sí! Era muy duro, era difícil, ¡¡tenía sueño!! Pero algo dentro de mí me decía que aquello era lo correcto y sobre todo, ¡que no pasaba nada!
Y un día, cuando había cumplido 3 años, durmió toda la noche del tirón. Como seguro supondreis yo no dormí nada, le vigilaba, paseaba a su dormitorio y ahí le veía, durmiendo a pierna suelta, feliz, tranquilo. A ese día le siguió algún otro de despertares puntuales, aunque quedaron en uno o dos cada noche. Y entonces, ¡magia! Se acabó todo, Rayo dormía del tirón y yo no había hecho nada, sólo le había dejado crecer.
Hoy tiene 7 años, duerme fenomenal y por supuesto no tiene ni ha tenido ningún problema vinculado al sueño.
Queridas familias, sólo soy una madre, pero espero que mi experiencia os sirva, al menos, para criar tranquilos a vuestros hijos, en la opción que elijáis.