La lista de acciones o conductas que no nos gusta que realicen nuestros hijos en la mesa mientras comemos es muy larga y variada. Puede ir des de masticar con la boca abierta, a levantarse constantemente constantemente de la mesa, pasando por una infinidad de cosas como jugar con la silla, poner los codos sobre la mesa o jugar con la comida. Cada familia tendrá más o menos flexibilidad con cada una de estas conductas, pero lo que sí es cierto es que la urbanidad y los buenos modales se aprenden en casa, por lo que es tarea nuestra enseñarles que ciertos comportamientos no son admisibles.
¿Por qué suelen hacer tonterías o portarse mal en la mesa mientras comemos o cenamos?
Generalmente es por aburrimiento. Los niños pequeños se cansan y aburren rápidamente, son inquietos y traviesos, enseguida se quieren levantar de la mesa para jugar o no obedecen cuando les llamamos para comer, además no nacen sabiendo todas las normas de decoro y cortesía por lo que tendremos que enseñárselas desde bien pequeños. Cuanto antes empecemos mejor, será más fácil y sencillo irlas asimilando e incorporando a su repertorio conductual.Enseñarles desde pequeños que en la mesa también existen unas normas y reglas, por tanto límites, permitirá que se acostumbren cuanto antes a comportarse adecuadamente y no adquieran ciertos malos hábitos de después costarán mucho de modificar.
¿Qué podemos hacer para evitar que se porte mal o haga tonterías mientras comemos o cenamos?
En primer lugar debemos pensar que los niños pequeños aprenden básicamente por imitación, así que habrá muchas cosas que tendremos que evitar hacer nosotros mismos. No podemos pedir a nuestro hijo que no ponga los codos en la mesa o que no coma con la boca abierta si nosotros no somos capaces de hacerlo.Así que ante todo debemos ser su ejemplo y poner en práctica las normas que estamos intentando enseñarle, poco a poco y sin agobiarle.
Papá y mamá deben ir a una, regla número uno y fundamental cuando estamos hablando de educar a nuestros hijos. Si uno permite ciertas conductas mientras que el otro las reprende estamos volviendo loco a nuestro pequeño que no sabe a quién debe obedecer. Es importante que establezcamos conjuntamente qué es lo que no permitiremos en la mesa, como por ejemplo:
- Comer con la boca abierta o llena.
- Hacer ruidos mientras come.
- Levantarse de la silla.
- Jugar con la silla.
- Chupar los cubiertos.
- Interrumpir conversaciones.
- Jugar con la comida.
- Tirar pan u otros alimentos.
- Poner los codos sobre la mesa.
- Hurgarse la nariz, rascarse, bostezar,
- …
Cuando los niños ya tienen entre 5 o 6 años y la situación parece que se nos está escapando de las manos porque vemos que nuestros hijo cada día monta un espectáculo durante las comidas podemos aplicar la técnica del time-out o tiempo fuera de refuerzo. En algunas ocasiones nuestros hijos se comportan mal para llamar la atención aunque lo que consigan es una atención negativa. En estos casos aplicar el time-out o tiempo fuera lo que hacemos es sacar a nuestros hijo de una situación reforzadora de conducta inadecuadas a la vez que le explicaremos porque debe salir del comedor o de la cocina cada vez que se comporte de ese modo. No es admisible que se hagan pedorretas o ruiditos similares durante las comidas, jueguen constantemente o vociferen. Por lo que debemos atajar estos comportamientos en cuanto empiecen a aparecer. Debemos, a la vez, preguntarnos por qué está sucediendo esto para que nuestros esfuerzos a la hora de mejorar la conducta sean más efectivos. Entender el por qué está actuando de este modo nos ayudará a encontrar la solución y la estrategia más adecuada para extinguir este tipo de conductas.
Cada familia, como ya he dicho anteriormente, tendrá sus propias normas y reglas en su hogar, pero el objetivo es que nuestros hijos sepan comportarse adecuadamente en la mesa, que mantengan la compostura y los buenos modos durante las comidas ya sea en casa solos o en comidas familiares o en restaurantes. Lo importante realmente es la creación de buenos hábitos durante las comidas, poco a poco los irá adquiriendo si somos constante y paciente. Como siempre el tiempo y la paciencia son los dos mejores ingredientes para la educación de nuestros hijos.