El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos infantiles más difíciles de identificar correctamente por el entorno del niño o la niña que lo padece. Normalmente, los padres y los profesores son los primeros en darse cuenta de que algo no está yendo bien en el comportamiento del menor.
Una de las primeras señales de alarma se da en forma de mala conducta en clase o en casa, pero algunas veces esta señal se puede camuflar como una característica (negativa) del menor. Otras señales son la desatención —a veces también confundida con desobediencia—, la intranquilidad o el fracaso escolar. Las consecuencias de que este trastorno pase desapercibido pueden ser una baja autoestima, el abandono escolar o, incluso, el consumo de sustancias en la adolescencia. Otras muchas veces, nos encontramos con la situación opuesta; casos en los que el exceso de energía de los pequeños, típico de su etapa evolutiva, se diagnostica como TDAH; existiendo también, por tanto, un sobrediagnóstico.
Por otro lado, existe otro problema que es la alta comorbilidad que tiene el TDAH, lo que puede hacer sombra al verdadero problema. Esto puede ocurrir, por ejemplo, en casos de niños con altas capacidades o que padezcan un Trastorno Negativista Desafiante (TND), cuyos síntomas principales son más notorios que los del TDAH pero que no son la verdadera raíz del problema.
La mejor arma para una detección precoz del TDAH es evitar el desconocimiento de los profesores y padres acerca de los criterios para un correcto diagnóstico. Por ello, a continuación, vamos a hacer un repaso por los síntomas principales del trastorno, los cuales se podrían observar en la conducta frecuente del niño, tanto en casa como en el colegio.
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un trastorno de origen neurobiológico que viene definido por la presencia de tres síntomas fundamentales: déficit de atención, impulsividad e hiperactividad.
Síntomas de desatención:
- Les cuesta prestar atención, especialmente cuando se trata de detalles.
- Tienen dificultades para sostener la atención en las actividades.
- No escuchan cuando se le habla directamente.
- No pueden seguir las instrucciones que se le dan.
- Les cuesta seguir conversaciones.
- Evitan las actividades que requieran esfuerzo mental sostenido.
- Pierden u olvidan cosas necesarias para las actividades.
- Se distraen fácilmente con cosas sin importancia.
- Son olvidadizos en las actividades diarias.
En el colegio podemos advertir, por ejemplo, que pierden el material escolar a menudo o lo descuidan; cometen errores al no fijarse bien en las tareas, lo que lleva también a hacer malos exámenes; olvidan dar recados o transmitir noticias del colegio a los padres; o tienen dificultad en llevar al día la agenda escolar. En casa podemos percibir, entre otras cosas, que hay que repetirles muchas veces las cosas porque parecen no escuchar, tienen tendencia a no finalizar las actividades que han empezado o evitan aquellas que requieran mayor esfuerzo mental o muestran dificultades para seguir pasos o un orden al realizar determinadas tareas (por ejemplo, empezando las fichas por el final).
Síntomas de hiperactividad:
- Son intranquilos.
- Se levantan del asiento cuando debería permanecer sentados.
- Va de un sitio para otro en situaciones en las que deberían estar quietos.
- Tienen dificultades para jugar sosegadamente.
- Actúan como si “estuvieran movidos por un motor”.
- Hablan excesivamente.
En clase, estos síntomas se traducen en la necesidad de levantarse del asiento sin motivo aparente; en molestar a otros/as compañeros/as por el movimiento excesivo en sus sillas o por hablar demasiado; en correr y saltar de un lugar a otro, o jugar de forma alborotada y ruidosa aún estando solos; y en la imposibilidad de centrarse en un solo juego o actividad al mismo tiempo.
Síntomas de impulsividad:
- Contestan las preguntas antes de serles formuladas.
- Tienen dificultades para esperar su turno.
- Interrumpen o molestan a los otros niños.
Estos síntomas se observan a la hora de mantener una conversación con el niño/a, ya que tienden a interrumpir, a contestar a las preguntas antes de que acabemos la frase o cuando sus intervenciones no tienen mucho que ver con el tema que se está tratando en ese momento. Además, con otros compañeros tienen dificultades para esperar su turno cuando los juegos así lo requieren.
El TDAH lo padece en torno a un 7% de la población infantil, por lo que se estima que en cada aula hay de uno a tres niños con este trastorno. Por esto, es que es muy importante saber adecuar la educación de estos niños a las limitaciones que aparecen derivadas de la sintomatología del trastorno. A continuación, se muestran algunas pautas para profesores y padres las cuales permiten manejar más fácilmente la conducta de los niños con TDAH:- En el colegio, es recomendable priorizar los objetivos importantes que deben aprender, por lo que es necesario que los profesores mantengan una supervisión más individualizada de estos niños y niñas.
- También es recomendable que las tareas largas sean fragmentadas y que las evaluaciones de conocimientos se hagan en las primeras horas de la mañana y de forma oral.
- En casa, es esencial que exista un ambiente estructurado, con normas y límites claros y directos; aunque siempre manteniendo un clima familiar comprensivo, amable y cariñoso. En este sentido, es muy importante que los padres sepan administrar el refuerzo positivo y que eviten las etiquetas negativas hacia el pequeño. También es muy eficaz que los padres sepan algunas pautas de manejo conductual específicas para educar a sus hijos con TDAH.
- Por último, es aconsejable que los niños que padecen TDAH reciban atención psicológica para aprender estrategias, como el control de la impulsividad y el entrenamiento del autocontrol. También les puede beneficiar recibir apoyo escolar individualizado y adecuado a sus necesidades, para que así desarrollen su capacidad atencional y aprendan a ser autónomos en sus actividades curriculares sin necesidad de la supervisión continua de un adulto.
Referencias bibliográficas más relevantes
López Villalobosa, J.A.; Andrés de Llanob, J.M.; Alberola López, S. (2008). Trastorno por déficit de atención con hiperactividad: orientaciones psicoeducativas para los padres. Revista Pediatría Atención Primaria, 10 (39), pp. 513-531.
Pascual-Castroviejo, I. (2008). Trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Asociación Española de Pediatría, 20, 140-150.
TDAHYTU: Web dedicada al TDAH.
Patricia Paredes Carmona es Graduada en Psicología por la Universidad de Sevilla y está especializada en Psicología Infanto-Juvenil. Su trayectoria profesional ha estado enfocada a la práctica clínica y tiene experiencia en evaluación y tratamiento de patologías infantiles, así como formación en Trastornos de la Conducta Alimentaria y experiencia en el ámbito educativo. Actualmente, cursa el Máster de Psicología General Sanitaria y trabaja en el Centro Equilibrio, en el departamento de Psicología Infantil, en Gran Canaria.
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