¿Cómo saber si es una pesadilla o un terror nocturno?
Los terrores nocturnos o "pavores nocturnos", suelen aparecer en la infancia y pueden darse a cualquier edad. Son más espectaculares, más angustiosos que las pesadillas y alarman mucho más a los padres.
Si nuestro hijo sufre terrores nocturnos observaremos que aunque abra los ojos y parezca despierto, sigue inmerso en la escena del sueño y aterrorizado.
Dicho de otro modo, el niño, que duerme apaciblemente, se agita bruscamente, se sienta en la cama, grita, parece aterrorizado, desorientado, y no reconoce a las personas que le rodean. Si se despierta, no puede decir lo que le pasa debido a su confusión.
Estos episodios se acompañan de :
- taquicardia,
- aumento de la frecuencia respiratoria (taquipnea),
- sudoración profusa y dilatación de las pupilas (midriasis),
- así como también rubor en las mejillas.
Los terrores nocturnos en el niño pueden aparecer de forma espontánea o ser provocados por diversos estímulos: ruidos, cambio forzado de postura en la cama, etc. .
Se calcula que entre un 1 y un 5% en niños en edad escolar sufre terrores nocturnos. Es muy típico a los 3-4 años aunque a veces se reproducen a los 5-6 años.
¿Qué causa los terrores nocturnos?
Un niño con terrores nocturnos es un niño con un sistema nervioso central (SNC) hiperactivado durante el sueño. Recordemos que los niños tienen su cerebro todavía en desarrollo y por tanto a algunos niños les falta la maduración suficiente para regular la actividad cerebral durante el sueño. Un niño puede tener un episodio de terrores nocturnos y no volver a presentarlo más o en cambio seguir teniendo varios hasta que acaben desapareciendo paulatinamente.
Se ha observado que los niños con terrores nocturnos estaban:
- muy cansados, enfermos, estresados,
- bajo medicación o
- durmiendo en entornos nuevos.
¿Qué podemos hacer si nuestro hijo sufre terrores nocturnos?
No existe tratamiento para los terrores nocturnos, no podemos hacer más que reducir el estrés de nuestros hijos y procurar que se acuesten lo más tranquilos que nos sea posible. La tranquilidad, ofrecerles confianza y seguridad a lo largo del día puede reducir en gran medida los episodios de terrores nocturnos.
Seguir estos consejos ayudarán a nuestros hijos a dormir más tranquilos y a reducir en lo que nos sea posible este trastorno del sueño:
- Seguir una rutina fija en cuanto a los horarios de la tarde: baño-cena-aseo-a la cama.
- Mantener unos horarios de levantarse por la mañana y acostarse por la noche.
- No sobrecargar a nuestros hijos con actividades extraescolares.
- Reducir las exigencias.
- Asegurarnos de que descansa lo suficiente a lo largo del día y de la semana.
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