Revista Opinión

Mi “infierno”, viviendo con mi sobrino George. Mi vida al lado de mi sobrino, quien padece de asperger, déficit de atención e hiperactividad.. SEGUNDA ENTREGA

Publicado el 10 marzo 2019 por Carlosgu82

Buenas tardes,  queridos lectores y  seguidores.  Este  día  les  presento  la  segunda  entrega, y  espero  última, de  mis  experiencias  con Jorge,  mi  amado  sobrino de 16 años, a  quien se le detectó, a  una  edad  temprana, hiperactividad y  déficit  de  atención y, posteriormente, síndrome de Asperger. Estoy  confiado, también,  que  pueda  subir  imagen,  ya  que  en  las  últimas 3  publicaciones  no  se  ha  podido, ignoro la  razón. Pues bien, tal y como relaté, en la primera entrega, los primeros  años de  vida  de  Jorge  con  nosotros,  fueron ,  aparentemente, normales,  los  de  un  niño  sin  mayores  complicaciones, que  una  incapacidad de  mantenerse quieto y  de  fijar la  atención  en  tareas  específicas, típicas manifestaciones de  los  padecimientos  que  él tenía. Ritalina, para  que  se  calmara  y  otro  fármaco  cuyo,  nombre  no  recuerdo, era  su  medicación  diaria. Cada  momento  era  un  desafío,  con  la  elaboración  de  tareas  y  la  obediencia, las  cuales  cumplía a  menos  del  40%. LLegamos  al  año 2010, cuando  mi  hermana  Claudia, madre  de  él, decide  tomar  la  arriesgada  aventura  de migrar  a  los  Estados  Unidos  y  contraer  nupcias  con  un  estadounidense, a  quien  había  conocido  en  línea, para  que   le  pudiera  ayudar  a que  mi  sobrino se fuera  a  ese  país  y así  tener  un  mejor  futuro. La  idea no  parecía  que  traería  consecuencias  devastadoras, hasta  que  el  tiempo  se  fue  alargando hasta  casi 9  años, pues  este 8  de noviembre  del  pasado 2018, George  “voló”,  al lado de  su madre, hasta  el estado de Ohio y  la vida  completa  de él  está  mejorando al  100%. Ahora  bien,  el  tiempo delicado y crítico  fue  lo  que  ocurrió  en  esos  8  años  sin  ver  a  su madre y  , en eso  , me  quiero  enfocar  en  este relato. A partir de 2011, mi  sobrino  comenzó a experimentar  cambios  dramáticos  en  su  forma  de  actuar  que  nos  desconcertó a  todos  los  que  nos  habíamos  quedando  viviendo  con él, mi hermano mayor y mi  persona y, al  mismo  tiempo,  era  cuidado  por  una  “muchacha” o trabajadora  doméstica. Comenzó , a  partir de los 10  años, a comportarse  más  desobediente y  se enojaba  con  facilidad; de hecho, a  la  única  persona  que  obedecía  era  a  su  madre  quien  ahora  ya  no estaba,  aunque  siempre se  comunicaba  con  él.  Cierto  día,  cuando  íbamos  a  un  supermercado  cercano a   comprar  alimentos, George me  comenzó a  hablar  de  una  forma  prepotente  y  maleducada, como nunca  antes  lo   había  hecho, situación  que  generó,  en  mí, desconcierto y,  ¿por qué no  decirlo?, también mucha  ira. Mi reacción fue, propinarle  un  golpe  muy  fuerte  en  su  estómago,  experiencia de  la  cual  me  arrepentiré hasta  el  final  de   is  días porque  eso,  simplemente,  empeoró  su  carácter  explosivo  que  se  mostraría  de  una  forma  patológica hacia  mí, pocos años después.  En el 2014, había  crecido una  cabeza  más, y  su  fuerza  aumentaba  mucho. En  una  ocasión, por  responderme  mal  y  no  querer  obedecer,  me  tuve  que  luchar  con  él y, para  ser  sincero,  fue  la última  vez  que  yo  pude sojuzgarlo, un  poco,  con  mis  fuerzas. Aquí  no  mencioné  que ,  en  el  2013, yo  perdí  el  trabajo y  mi  hermana  ya  no  pudo  seguir  mandando  dinero  para  que  él  continuara    en  el  colegio  donde  tenía  cerca de 4  años de  estudiar, pues sólo para  matricularse  allí  son  cerca de $700,  cantidad  de  la  que  ninguno  de  nosotros  disponíamos. Eso  fue  duro,  pues  dejó  de  ver  a  sus  pocos  amiguitos  que  tenía. Desde ese  momento, nunca  más  quiso  volver  a  estudiar,  tomó  una  aversión  total  contra  todo lo  que  tuviera  que  ver  con  colegios, escuelas  o  instituciones en  las  que  tenía  que  interactuar o relacionarse  con  los demás; de  hecho,  yo  intenté  que             estudiara , de  nuevo, en lugares  más baratos, pero  fue  infructuoso. Todos lo  comenzamos  a “etiquetar” como  holgazán  e  irresponsable, pero,  realmente, era  un  síntoma  de  un  padecimiento conocido  como síndrome de Asperger, caracterizado  por  una  incapacidad  para  poder  relacionarse  con  los demás. Desde el 2013 hasta el 2018, George, se mantuvo sin escolaridad y  fue  en esa  etapa  cuando, él y  yo,  sufrimos  las  mayores  consecuencias  de  esta  situación  que, “a DIOS gracias”, terminó  el  año  pasado. Su  enojo y  rabia, iban  en  un  ascenso  exagerado. No  obedecía, ni  a  mi  hermano mayor, habían  peleas  nocturnas hasta  altas  horas  de  la  noche. Todo  era  un  completo ” infierno”. En muchas  ocasiones de estas  tantas peleas  domésticas, él salía  al patio de  mi  casa  y  le  arrojaba  piedras  a  las  ventanas. Mi  hermano hablaba  por  teléfono a  mi  hermana, hasta los Estados Unidos,  y , enfrente  de George,  le daba  queja  de  lo  estaba  haciendo y  esto , solamente, lo  enfurecía  mucho  más. En  pocos  años, ya a los  13, Jorge  había  pasado  de  un  niño  desobediente, hiperactivo  y  con  poca  atención, a  un adolescente  rebelde,  agresivo , impulsivo y  sin  ninguna  disciplina ni  objetivo para  su  vida. Por lo  menos hasta los 9  años, era  feliz y  disfrutaba de las  cosas  sencillas  de  la  vida, pero, después, entró  en  una  espiral  hacia  abajo, de  depresiones  continuas. Todos  los  días  eran  peleas  eternas, a  cualquier  hora, pero,  principalmente, durante  la  madrugada, porque él no  quería  dejar  la  computadora,  era  desobediente en  su  máxima  expresión. Una  característica  básica  en  él,  era  que  no  me  obedecía  en  lo  más  mínimo y  yo era quien  lo cuidaba más. En el 2015, mi  hermano Luis, no  soportó más esta  situación y se  fue de  casa, dejándome  a  mí  sólo  con  George, y  lo  más triste estaba  por  venir,  pues él ya  había  comenzado a   agredirme  físicamente. Del 2016 al 2018, nos  tocó  vivir  un  infierno a  Jorge  y  a mí. Yo  por  aguantar  sus  golpizas y él  por  sufrir depresiones  seguidas,  que  poco  a  poco  se  iban  aumentando, por  su  incapacidad de  relacionarse  con  los  demás, pues  cualquiera  diría  que  no  estudiaba  por  holgazanería.  pero  era  por  tener  esta  condición  de  Asperger. Podíamos  estar, tranquilos ,  conversando y él  saliendo de  un momento  depresivo, pero, de  repente,  me  golpeaba  con  la  primera  cosa  que  tuviera  a  su  alcance  ,  me  los  tiraba  en  la  cara,  de  hecho,  varias  veces  me  desangró y  me  dejó  moretones. En 2 ocasiones me obligó a llamar  a  la  policía, pero  cuando  llegaban  les decía  que  se  había  calmado, ¿por qué hacía  esto?, porque  sabía  que  si  se  lo llevaban , su  proceso  de  migrar  hacia los Estados  Unidos  se  venía  abajo. Esta  agresividad  se  aumentaba, con  fuerza, por  sus estados  depresivo. Esta  agresividad y  violencia se  manifiesta  en  niños  con  síndrome de Asperger.

Bueno, amigos lectores,para  no  cansarlos,  haré  una  pausa  aquí  y  continuaré  este  triste relato el  día de mañana.  Ahorita  veré  si  me  sube  la  imagen.  Si no, talvez,  alguien  me  puede  ayudar  a  corregir esta dificultad. Tengan un buen día.


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