Los arboles me llaman
estirando sus ramaslos abrazo y cuelgode cabezapara sacar nueces, higos y ciruelaslos damascos picados de pájarossucios los comeréborrando de mi bocael tinte de la fruta fresca
Mantos de Eva ocultan orugasque ascienden mohínas al olivo, guirnaldas peludasde encendidos colores,ocultas tras las aceitunasque se descuelgan entre mis trenzas.Camelias de fucsia furiosoblancas y en tonos rosa,heliotropo fragante trepando al solsticioun jazmín siberiano.Transitan caracoles,babosas, chanchitosordenadas filas de hormigascienpiés sin ojos,furtivas arañastejiendo con sus telasresistentes laberintos.La palmera anida visitantes emplumados torvos cernícalos, zorzales, tortolitaslechuzas blancas de punto fijo,me asustan sus nocturnos craqueocuando fulmines se lanzansobre una presa que no tiene albedrío.LOS LIMITES DEL JARDIN
En los muros de mi jardín
conspiran con sus trinos
bulliciosos colores en mi mente
Por la escalera colgante
subo a la húmeda zona de la niebla
oteando la bruma en el horizonte
mi árbol casa se eleva vertical
sus ramas rasguñan
con preguntas a un cielo macilento
Capullos
de flores domingueras,flor de la pluma
primores alados
migran en mi lenguaje
En los senderos los nardos,
frágiles delfinium,pichogas y ortigas
glorieta de rosa mosqueta
Borrándose las nubes
aparecen mas recuerdosflor de la pluma,
rododendro, cedrón,
los he ido descifrando
en la línea del tiempo
* Jorge Ignacio Nazabal - Cuba