Revista Deportes
Más allá de la tristeza provocada por nuestro papel en el campeonato, creo que este Mundial nos ha dejado algunas lecciones interesantes que no deberíamos dejar que la decepción ocultara.
Así que para ahondar en el acalorado debate de esta semana en el blog, a raíz del artículo de mi buen amigo Eduardo Schell, os voy a dar mi visión.
Del campeón poco tengo que decir. Un equipo a un alto nivel, al que sólo la España que conocemos podía haber hecho sombra, como ocurrió en el amistoso previo. Sin España, campeón seguro.
Por todos es sabido que la Federación Internacional siempre hace todo lo posible para que el país anfitrión llegue a la fase final, con el fin de lograr la mayor garantía posible de tener los pabellones llenos con el público local. En este campeonato la norma se ha cumplido y Turquía, a pesar de haber hecho un gran campeonato se terminó convirtiendo en el convidado de piedra de la final. Si bien quiero destacar el magnífico trabajo de mi buen amigo Bogdan Tanjevic, quien supo liderar con una energía y un carisma magistrales, para motivar y empujar a su equipo hasta lograr el metal.
Compartiendo el pódium nos encontramos a una Lituania, que con una buena preparación, paso de ser apabullada por España en los amistosos a remontarnos 18 puntos y a lograr una merecida medalla de bronce.
El cuarto puesto esconde a mi modo de ver a una de las perlas de este campeonato: Serbia. Un equipo muy joven, que ha hecho méritos para mucho más por su juego, por la cohesión de su equipo y por la fuerza y la gran técnica que han derrochado durante todo el mundial. Su magnífico juego me ha hecho recordar muchas veces al de la Yugoslavia de la época de oro. Me ha llenado de satisfacción ver a uno de los grandes veteranos de la cancha como es Dusan Ivkovic, dar una magistral lección de cómo dirigir un equipo, sintonizando con los jugadores, apoyándoles con el cariño de un padre pero marcando el rumbo al mismo tiempo con la firmeza de un líder nato. Tengo que reconocer que también he sentido un poco de envidia, no sé si sana, al ver que hay países que sí consideran la veteranía y la experiencia una virtud (aviso para los malpensados: no me estoy postulando para ningún puesto).
El quinto puesto fue para una selección agotada que necesita encontrar un nuevo modelo al haber perdido a su generación de oro. Aun así Argentina supo adaptarse a la situación, y jugar el partido por el quinto puesto centrados y motivados para conseguir relegarnos al tan olvidado sexto puesto.
Y en ese puesto quedó nuestra selección. Sextos. Un puesto que no recordábamos que existía hace casi una década. Sin duda un puesto que sabe a fracaso porque nuestra escuadra aspiraba al pódium por trayectoria y por la gran calidad de los jugadores que estuvieron en Turquía.
Para mí España ha girado como una moneda en el aire. Dando la cara en los amistosos previos, jugando a un gran nivel que alimentó aun más nuestras esperanzas, y desgraciadamente mostrando la cruz durante todo el campeonato, siendo un mal dibujo de la de años, o incluso días, atrás.
Yo veo una de las principales causas ha estado en la lesión de Calderón, un gran veterano en la dirección de equipos, que con su ausencia dejó un gran hueco en la cancha que el joven Ricky Rubio, simplemente por su inexperiencia ya que tiene un gran futuro, no supo llenar, pero también provocó un gran vacío de liderazgo en el vestuario que ha hecho tambalear los fundamentos de la roja.
Está claro que el equipo echó de menos a un seguro de vida como es Pau, pero esto no debe servir como excusa, y mucho menos para utilizarla públicamente durante la competición porque al hacerlo se infravalora a la excelente plantilla que sí fue a jugar, y además se mina su confianza.
Estos días muchos de vosotros me habéis preguntado sobre cuál es el futuro de nuestra selección. Yo no comparto la idea, por muchos repetida, de que esta generación ha llegado a su final. Una derrota no significa el final de un ciclo. Ya veréis como estos jugadores durante esta temporada van a ser piedras fundamentales para sus clubs. Para luchar contra las crisis y las adversidades hay que innovar y buscar soluciones nuevas, esto implicará incorporar algunos jugadores nuevos, para poco a poco evolucionar, que no tirar, el modelo de juego hasta encontrar nuestro estilo de juego.
Yo quiero transmitiros una visión de optimismo, ya que creo que el año que viene, en el Europeo de Lituania, si sabemos aprender de nuestros errores, volveremos a ver a la selección que nos hace soñar. No creo que sea época de pedir dimisiones, sino de buscar soluciones, y en eso estoy seguro que el actual presidente de la FEB acertará, a pesar de los muchos detractores que está teniendo.