Revista Cultura y Ocio

Mi librería favorita

Por Mientrasleo @MientrasleoS

Mi librería favorita

Qué puedo decir, veo la luna entre montones de libros

     Mi librería favorita tiene dos plantas y media. No una ni tres, no, tiene dos y media porque amontona algunos en un lateral que no sabría como llamarlo. En la parte de abajo, al alcance de los niños, están sus libros. Colocados en mesas enormes y a poquísima altura se apilan libros de colores con portadas llamativas para que puedan tocarlos. Porque en mi librería favorita, los libros se tocan. También están allí los best seller, para esos lectores ocasionales y perezosos que no quieren que les compliquen la vida.
Pero luego, si vas por el lateral y subes la angosta escalera... entonces llegas a mi zona.  Allí están todos mis libros. Los que tengo ya y los que me restan por traerme a casa. Colocados por nacionalidades me permiten ir pasando de país en país a modo te turista ocasional de las letras. de este modo me puedo hacer un tour por la Rumanía de Cartarescu y su Nostalgia, luego dar un salto a Rusia y conocer toda una Saga Moscovita de mano de Aksonov, e irme al norte, hasta Reykiavik a visitar a Arnaldur Idriadson. Me puedo pasear por todos los países del mundo saltando de pluma en pluma y leyendo las frases que colocan sobre los estantes. Pero no penséis que allí pone simplemente "Poesía" o "novela anglosajona", no. Eso la convertiría en una librería corriente. Allí hay frases literarias, sobre libros, lectores y literatura, frases que invitan a acercarnos al escritor que las creo y a los libros que custodian.
     Supongo que no os lo imagináis si os digo que por la ventana se ve un árbol que parece la luna. Y diréis que me afecta, que llego ya soñando con las historias que voy a descubrir y que tal vez el forzar la vista entre letras me ha dejado la vista fatigada o leer dichas letras me haga ver conejos saliendo de puertas pequeñas y lunas a pleno día que emergen de ventanas enrejadas. Pero no es así... o bueno, tal vez sí, pero os aseguro que se ve una luna por las hojas a contraluz. Hay pistolas recortadas, que no escopetas, que salen de los estantes de las novelas más negras, a cuyos pies aún se conserva la silueta en el suelo de un lector desprevenido que tuvo que declararse víctima de la novela negra. Nunca recuerdo preguntar quien investigaba el caso, si Parker, Hole, Marlowe o tal vez Bevilacqua.
     Hay también custodios de tanto tesoro, cómo no. Y de entre todos siempre te quedas con alguno que sabes que conoce tus gustos y que ha leído la mayor parte de los libros que le van llegando. Y si le falta uno se lo apunta, y luego te lo comenta. Porque aún quedan personas así, que no son simples vendedores de libros, sino libreros a los que les gusta lo que hacen y les apasionan las letras. Y se conocen el nombre de los autores y te hablan de ellos como si fueran alumnos de su colegio, contándote sus logros en la última novela o ensayo.
     Ahora que la crisis va cerrando negocios, que el libro digital está llegando a las casas... es el momento en que recuerdo la sensación cada vez que llego a mi librería. La certeza de pasar un gran rato entre montones de libros, de disfrutar eligiendo el que me llevaré a casa y comentando el último que me llevé. Ir a buscar uno y salir con tres o con ninguno ese día pero volver al siguiente. Pocas cosas hay que me gusten más que anticiparme al  placer de una buena lectura. Una de ellas, por si no lo habíais notado, es hablar de libros. Y para poder hacerlo, necesitamos librerías. Por eso hoy os he presentado la mía.
     Y la vuestra, ¿me podéis decir cual es vuestra librería favorita? Prometo visitar tantas como estén en mi mano, y hacer fotos y subirlas a los viajes literarios del muro dominical en Facebook. Prometo, en definitiva, compartirlas.
     Gracias

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