Del Hermano Masón Joseph Rudyard Kipling (Bombay, 30 de diciembre de 1865 - Londres, 18 de enero de 1936) fue un escritor y poeta británico nacido en la India.
Algunas de sus obras más populares son la colección de relatos The Jungle Book ( El libro de la selva, 1894), la novela de espionaje Kim(1901), el relato corto The Man Who Would Be King (El hombre que pudo ser rey, 1888), publicado originalmente en el volumen The Phantom Rickshaw, o los poemas Gunga Din (1892) e If- (traducido al castellano como Si..., 1895)
Allí estaba: Rudle, el jefe de estación
Peazley, de la Sección de Vías y Trabajos
Donkin, funcionario de la Prisión,
y Blake, el Sargento instructor
que fue dos veces nuestro Venerable;
y también, estaba el viejo Franjee Eduljee
dueño del almacén "Artículos Europeos...
Fuera nos decíamos: "Sargento" o "Señor",
dentro, en cambio, "Hermano", y así estaba bien.
Nos encontrábamos en el Nivel,
Yo era el segundo Diácono.
Estaba también, Bola Nath, el contable,
Din Mohamed de la oficina del Catastro,
y Castro, del taller de reparaciones
que, por cierto, era católico romano...
Nuestros ornamentos no eran ricos
y nuestro Templo era viejo y desguarnecido,
y los observábamos escrupulosamente...
A veces, cuando miro atrás
me viene a la cabeza este pensamiento:
"En el fondo, no había incrédulos
al margen, quizás de nosotros mismos..."
y, así, cada mes después de la Tenida
nos reuníamos para fumar.
No nos atrevíamos a hacer banquetes
alguna norma de cualquier Hermano.
Y hablábamos a fondo, de Religión y de otras cosas.
cada uno de uno se refería
al Dios, que conocía mejor,
y los Hermanos tomaban la palabra
y nadie se inquietaba.
Nos separábamos con el alba,
cuando se despertaban las cacatúas
y los malditos mosquitos portadores de fiebre.
Entonces volvíamos a caballo
y después de tantas palabras
jugaban al escondite dentro de nuestras cabezas.
Muy a menudo, desde entonces,
mis pasos errantes al servicio del Gobierno
han llevado mi saludo fraternal
desde Oriente a Occidente.
¡Y cuántas veces he deseado volver a verlos a todos!
A todos los de mi Logia Madre,
¡Cómo querría volver a verlos!
A mis Hermanos, negros o morenos,
y sentir el aroma de los cigarrillos indígenas
mientras deambulaba por allí... el que encendía la luz,
y el viejo de la limonada
removía por la cocina.
Y volverme a sentir un Masón perfecto.
en esta mi Logia de hoy.