Revista Cultura y Ocio

Mi madre me felicita con flores

Publicado el 10 mayo 2015 por Elarien
Mi madre me felicita con floresLa autoría de la entrada de hoy le corresponde a mi Señora madre, y es mi felicitación de cumpleaños. Son recuerdos entrañables. Mil gracias.

En esta etapa de jubilación, que da para recrearse a gusto en tantas cosas trascendentes e intrascendentes, quizá en las que corresponden a este último apartado, una de las actividades que generan más satisfacción es la de profundizar en los cambios que se van produciendo en el entorno y que suelen ir parejos a la evolución de las estaciones. Dicho así suena un poco abstracto, pero en realidad se trata de algo muy sencillo, pues consiste en sacarle el mayor partido posible a todo lo que hay a nuestro alrededor.
 El invierno, con eso del frío y de un ambiente a menudo desapacible, obliga a visitas, cursos y tertulias que proporcionan saberes y buenos ratos de discutidora compañía sobre exposiciones y novedades. Es una etapa que no coincide exactamente con la estación, pues suele ir de noviembre a febrero, si no ha habido suerte y el buen tiempo se ha prolongado o se ha anticipado. Sin embargo, a partir de primeros de marzo ya solemos sentir algún anuncio de la primavera y cambiamos el lugar de los encuentros e iniciamos otro tipo de actividades, como son las visitas a espacios más abiertos: al Capricho para ver los almendros en flor (esta vez no ha podido ser), recorridos por el Botánico desde que las camelias dan la señal de salida a finales de febrero y el Retiro, que ofrece una variedad de momentos indescriptible: desde los primeros brotes de los castaños de Indias, pasando por el sinnúmero de verdes de las nuevas hojas o el variado colorido de las distintas floraciones. 
Este año la primavera está siendo muy apacible y tranquila, con pocas alternancias en la temperatura y con lluvia salteada, pero no mucha, lo que permite salir casi a diario y contemplar esas pequeñas o grandes maravillas que en cualquier jardín de Madrid te puedes encontrar. Sin embargo, por razones que no vienen al caso ha tardado en iniciarse la actividad visitadora, hasta el punto de que se me ha pasado la floración de los tulipanes en el Botánico. Como pequeña compensación encontré en nuestra visita a Caballar un precioso tulipán pintón en amarillo y naranja que me vino a recordar la cercanía del cumpleaños de Sol, con la peculiaridad de que en Canadá la eclosión de estas flores fue coincidente con el nacimiento y aquí es un anuncio que se adelanta en un mes. Sentí que este año no había saboreado el anuncio, a pesar de que se había quedado en una imagen muy tierna.
Mi madre me felicita con floresFue en uno de los paseos de estos últimos días cuando me di cuenta de que nacer el diez de mayo lleva aparejada una relación tan estrecha con las flores que el amplio colorido que proporcionaron los tulipanes en Canadá en España se compensa con otras muchas especies. Estaba viendo en el parque de Santander los parterres llenos de rosas, con una variedad de tonos increíbles, del blanco al lila, pasando por el granate, el amarillo y distintos rosas: intenso, blanquecino, achampanado, anaranjado. Este último color me hizo recordar el rosal que el abuelo Paco plantó en el primer verano de vida de su nieta. Lo puso en el jardín que tenían en el chalet de Aldea del Fresno, frente a la ventana donde ellos años antes se habían hecho una foto entrañable: la abuela detrás de la reja y él delante, en actitud de ronda con una guitarra. Era una combinación perfecta. El rosal en honor a la pequeña en ese lugar de preferencia.
Esta evocación me descubrió que ya el abuelo dejó establecida esta otra asociación tan sencilla y tan placentera.
Con su recuerdo quiero contribuir a la mucha felicidad que te deseo en tu cumpleaños.

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