Mi mamá me ama, mi mamá me mima…

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Mi familia es mi refugio, mi motor, la fuerza que me impulsa en esta vida. Amo profundamente a mi familia y desde que tengo memoria soñé con ella.

Cuando era chica, vivía con mis bebotes en los brazos. Mis amigas usaban cochecito o moisés para jugar, pero yo no, siempre a upa con mis bebés… mirándolo a la distancia, hoy me parece muy gracioso teniendo en cuenta como resultaron las cosas…

Somos una familia que podría considerarse numerosa en esta época:Las reinas de la casa: Rosario (mañana cumple 9 años), María Pía (5 años), Bernarda (3 años), Mario (papá) y yo, la mamá. Somos muy unidos, disfrutamos mucho de nuestro tiempo juntos y vivimos la paternidad con muchísima naturalidad, vamos haciendo las cosas como nos sale.

Como yo trabajo en mi casa puedo criar a las nenas, estar con ellas todo el día, ayudarlas, compartir todas las comidas, jugar juntas, llevarlas al club, en fin, compartir lo cotidiano, lo que, a mi entender, le da sabor a la vida. Debo reconocer que puedo darme “el lujo” de hacerlo porque cuento con la ayuda de toda mi familia para hacerlo.

Los locos Adams

Mi mamá, a la que extraño cada día de mi vida, me enseñó muchísimo con su ejemplo. Incondicional, esa es la palabra que mejor la define. Ella dejó de trabajar cuando mi hermana y yo éramos chicas para poder dedicarse a nosotras. Luego retomó su carrera y le costó mucho conciliar el trabajo y la familia. Gracias a mi mamá internalicé la crianza con apego ya que ella nos crió así. Cuando me convertí en madre, ella fue la única que no criticó mi forma de crianza. Gracias a ella pude avanzar en mi carrera porque me ayudó muchísimo con el cuidado de mis nenas. Mi papá, bombón, un hombre muy inteligente, trabajador incansable, muy cariñoso con nosotras… me enseñó a dialogar, a confrontar, a pensar diferente, a seguir mis instintos siempre. Mi hermanita, mi pichona… la chica perfecta! hermosa, buena y sumamente generosa, ama a mis hijas como si fueran de ella y es una gran amiga. En esta familia crecí, y a pesar de todas nuestras diferencias, de nuestras discusiones,  somos unidos y nos cuidamos entre todos.

Una familia muy normal

Mi familia política es la típica familia argentina. Es gente muy sencilla que disfruta de las cosas simples, de la comida del domingo, del estar para el otro disponible siempre. Mi suegra es un pilar en mi vida de madre. No comparte un solo punto la crianza con apego, para ella malcrío a las nenas, el colecho es un tabú y no dejar llorar al bebé es impedir que se fortalezcan sus pulmones. Pero ahi está, respetuosa, sin meterse, lista para cuidar a las nenas cuando se la necesita, o para llevarlas al club cuando yo no puedo hacerlo. Creo que disfruta más de sus nietas que lo que disfrutó de sus hijos. Mi suegro, un dulce total, cuento con él para lo que necesite, a la hora que sea.

Agradecida de la vida

Si, soy una agradecida de la vida. Tengo esta familia con la que transito mi vida. No imagino otra realidad para mi. No me enfoco en la responsabilidad, en las obligaciones, sino en el disfrute. Tengo a mi alrededor gente buena y contenedora, gente de bien que ama a mis nenas profundamente y que me hace sentir que no estoy sola en este camino.

Crianza en brazos, colecho, teta a demanda son temas que ni se han discutido en mi familia, así es como nos nació criar a nuestras hijas, así es como lo hacemos, porque cada familia, es un mundo y es un mundo donde  el amor y los mimos son los que marcan la diferencia y los que hacen a la felicidad.

Hay un proverbio chino que reza: “El pasado es historia, el futuro es incierto y el presente es un regalo” y lo aplico cada día. Disfrutamos nuestro presente junto a nuestras hijas que es el mejor regalo que la vida puede hacernos.

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