Así, una vecina de Burlada,Rocío Rosell Muñoz, relataba a un amigo que ella y su marido permanecieron en la calle cerca de tres horas porque no funcionaba el ascensor. "Vivimos en un segundo y mi marido, que está en silla de ruedas, no podía subir a casa. Estuvimos tres horas y media en la calle, primero porque no había luz y luego, porque el ascensor dejó de funcionar", recuerda esta vecina de 43 años.
"Llamamos a los técnicos, que se encontraban haciendo rescates a personas que se habían quedado atrapadas en los ascensores por el corte de luz, y vinieron a arreglarlo", explica, tras mencionar que no fue hasta las 00.15 horas cuando pudieron subir a su casa.
Además de losascensores, los afectados también tuvieron problemas para cenar, ya que los electrodomésticos tampoco funcionaban. El apagón sorprendió a algunos con la cena sin hacer, a otros cocinándola y los que sí la tenían preparada no la pudieron calentar. Algunos optaron por comer alimentos que no requerían elaboración, comoRosa Cuevas López, residente en Ezkaba, a quien la incidencia le sorprendió sin la compra de casa hecha. "Cenamos embutidos, una ensalada rápida y un yogur. Mis hijos estaban emocionados por cenar con velas", indica esta madre de dos niños de tres y cinco años. Sin embargo, matiza que "fueron momentos críticos porque la luz es imprescindible".
De bocadillo también tuvieron que cenar algunos vecinos deBurlada, comoTrinidad Barquero Hurtado y su hija Marian Torbisco Barquero, de 66 y 45 años, respectivamente. "Alumbramos con un móvil para cenar e ir al baño. Luego estuvimos mirando por la ventana hasta que vino la luz", cuenta Barquero. El apagón sorprendió a su hija mientras cocinaba la cena. "Se quedó a medio hacer, así que cenamos bocadillos. Todos los vecinos bajamos al patio con linternas para ver qué pasaba. Al final fue gracioso", añade Torbisco.
La opción de salir a cenar por ahí, aun teniendo la cena preparada, fue la idea por la que se decantaronMarcela Vega Higueray su pareja. "No teníamos cómo calentarla, así que nos fuimos a buscar un sitio en el que cenar. Tuvimos que irnos lejos porque en muchos restaurantes del barrio no había luz y al final terminamos en un local de comida rápida", cuenta esta vecina de la Chantrea de 33 años.
LOS COMERCIOS TAMBIÉN SE VIERON AFECTADOS
No sólo los vecinos se vieron perjudicados por el apagón. Algunos comercios como lacafetería Toskana de Burladatuvieron que cerrar, porque no pudo seguir sirviendo cafés. "Los clientes que estaban en el local se terminaron las consumiciones y se marcharon", explica la hosteleraPaula Vitoria Itoiz. Los propietarios permanecieron en el establecimiento hasta que se reestableció el servicio y aprovecharon para limpiar. "En la cafetería no teníamos luz, pero en la calle sí que había, así que con la luz de las farolas limpiamos lo que pudimos", explica y añade que tuvieron que tirar algunos helados porque se habían descongelado.
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