Quizás el título te parezca algo exagerado, pero es así como me siento ahora mismo.
Lo sé, hace meses que no escribo en este blog. Antes del confinamiento ya estaba bastante parado y es que llevaba tiempo buscando un cambio de aires, de temática o qué sé yo.
El caso es que ya hace mucho tiempo que no me apetece escribir sobre temas de maternidad que sé que tienen mucho tirón: que si BLW, que si destete, que si celos, que si que si que si…
Desde el pasado mes de septiembre ya me resonaba hacer ese cambio, darle un enfoque más como desde la mujer que soy y aunque hablase de mi familia, ese no fuera el tema principal. El caso es que ya te estoy contando milongas que nada tienen que ver con lo que me apetece soltar hoy aquí.
No sé si me sigues en Instagram. Si es así, habrás notado un bajón tremendo en mi cuenta. Y ha sido algo totalmente voluntario que ha afectado incluso a mi trabajo de publicidad en RRSS.
Pero es que yo ahí soy yo y después de empezar el confinamiento… dejé de ser yo y me convertí en lo que soy ahora.
No me gusta quien soy ahora y ya estoy haciendo por cambiar, no te creas. He pagado psicólogo por primera vez en mi vida, he tratado a mis hijos como pensé que jamás haría y ya lo dije en un post de Instagram pero, hasta he pensado en divorcio.
Lo que yo te diga. Que no soy yo.
Bueno, miento. La única parcela que se ha mantenido y que es lo que me da esa pizquita de ilusión cada día, es mi trabajo con los aceites esenciales. Si no llega a ser por eso, de verdad no sé qué habría sido de mí. Incluso después de darle muchas vueltas durante muchos meses, el día de la madre me matriculé en un curso de USA y estoy estudiando aromaterapia para certificarme.
Solo duermo entre 4-5 horas, si te estás preguntando de donde saco el tiempo.
El caso es que decidí no contar los detalles de por qué esta situación se me ha ido de las manos, por respeto sobre todo a Bichito. Es un tema de celos, para que te hagas una idea, pero con actos que son demasiado fuertes para que te los cuente aquí.
Entre otras cosas, porque cada vez que lo presencio e incluso lo recuerdo, se me encoge el alma y me pregunto “qué coño he hecho tan mal para que esté pasando esto?”.
He tenido pensamientos de todo tipo:
¿Quién me manda a mí tener hijos?
Estoy deseando perderles de vista.
A qué mala hora tuvieron que venir mellizos, ¿no podría haber sido solo uno?
¿Y si cojo la puerta y me voy?
Podría tener un accidente y que me ingresaran un tiempo, así saldría de aquí sin ser del todo culpable.
Todos esos pensamientos me resultan dolorosos, aunque leídos así al tuntún puedan tener hasta un toque de comedia. Pero no. Es la primera vez que estoy sacando esto a la luz, pero espero que me ayude y que si tú te has sentido o te sientes igual, te pueda ayudar a no creerte tan extraña.
Desear no haber tenido mellizos te destroza por dentro. Sentirte culpable por lo que le pasa a tu mayor, es arrollador. Verle sufrir y no saber cómo ayudar o que las técnicas que los profesionales me indican no funcionen… me desespera.
Cuando juegan juntos y tranquilos me derrito. Les amo por encima de todas las cosas, pero cuando esa tranquilidad se vuelve turbia, oscura y llena de furia, entonces es cuando me ahogo y no veo la salida.
Intento proteger a unos y lo que consigo es enfurecer a otros. Los putos celos de los cojones. Y saber que necesitan tiempo en exclusiva conmigo Y NO PODER DÁRSELO, es la guinda del pastel.
Mami, pinta conmigo.
Y que mami no pueda pintar porque ipso facto vienen los otros dos a apropiarse de mí, que con sus casi dos años no hace falta que os diga lo que pasa con sus rabietas.
Soy inmune a sus llantos, qué lástima. Una acaba evolucionando y pasando de todo, menos de lo evitable, claro.
El caso es que estoy mal. Y estoy viendo a una psicóloga. Y cada día enfoco el día con una nueva visión, nuevos objetivos y una intención clara. Pero no parto de un punto saludable, por lo que mi paciencia y aguante son menores.
Apenas duermo, porque destino muchas horas nocturnas a lo que me llena ahora mismo (@esencialesdelaura), el estrés ha hecho rebrotar mi rosácea y tengo tal ansiedad que de la nada me quedo bloqueada con dolor en el pecho, mareos y hasta desorientación.
Sé lo que necesito. Y eso es silencio. Soledad. Necesito encontrarme a mí misma para poder reconectar y a partir de ahí, afrontar todo lo demás. Si no parto desde ese punto, no sé cómo lo voy a hacer.
Ya van 3 viernes que quedo con amigas y aunque cuando llega el momento me gustaría quedarme en casa, la verdad es que me obligo a ir y luego lo agradezco. Pero es que rehuyo del contacto, no quiero sociabilizar.
Quiero estar sola. No quiero hablar con nadie. Silencio…
Hacía mucho, mucho tiempo que no lloraba en plan sollozo. Pero mucho tiempo. Creo que antes de tener a Bichito y por culpa de la infertilidad, llegué a llorar así. De auténtica tristeza, de desesperación. Bueno no, cuando tuvieron que hacerme la biopsia de corion me llevé tal susto que me vine abajo.
Pero me refiero a una época larga en la que me sintiera baja de ánimos y tuviera constantes ganas de llorar… de eso, hace mucho. Pues así vuelvo a ser. Hasta me dan ganas de llorar por la calle y yo lo dejo salir. Total, con la mierda de mascarilla apenas se me ve y dicen que mejor fuera que dentro.
El primer mes de confinamiento conseguí mantener una rutina para Bichito con mogollón de actividades. Las escribíamos cada día en la pizarra y cambiaba cada media hora. Pero yo me agoté y ya todo se fue al traste.
Ya no hay forma de que haga las actividades que mandan del cole y muchas veces yo no puedo ayudarle a hacerlas porque los otros dos me reclaman.
No sé con qué objetivo estoy escribiendo esto, pero me ha salido de dentro y necesitaba hacerlo.
Aunque no te haya contado cuál es el problema exactamente, créeme: hago por solucionarlo, cada día intento verlo desde otra perspectiva y creo que no lo hemos hecho tan mal como para que la cosa esté así, pero desde luego empiezo a dudarlo.
Y no quiero tener que dar explicaciones, pero cuando recibo un mensaje privado diciéndome que se me ve fea y demacrada porque exagero con lo que me pasa y que me deje de tonterías y dé un azote a mis hijos para ponerles firmes, pues… pues… me gustaría matar a alguien.
Todo lo que tienen de bonito las RRSS, lo tienen de feo. Y es una lástima que haya gente mala dispuesta a meter el dedito en la llaga sea cuando sea.
Dicho esto, si has llegado hasta aquí, GRACIAS. Saldré de esta. Me considero una tía fuerte e inteligente, pero necesito estar conmigo misma y espero conseguirlo pronto.
¿Cómo ha ido tu confinamiento?