Las mesas de comedor que tenemos en Sevilla son, una de cristal y la otra de madera. Ésta última es delicada, y a la hora de comer, siempre es necesario vestirla con un protector y el mantel correspondiente. Eso no pasa en la playa, donde una mesa de madera maciza y de aspecto rústico sirve desde apeadero, cuando se llega cargado con bolsas, hasta de oficina, cuando llega el momento de desplegar ordenadores y carpetas, pasando, por supuesto, por comedor. Y en tantas funciones asumidas, y sin más coraza que su propio sobre de madera, aguanta el tipo con dignidad y con la sabiduría de saber que, cualquier pequeña marca o arañazo, no hará sino añadirle belleza. Por todo esto la adoramos, a pesar de ser una mesa, pues reconocemos la nobleza del material y el estilazo con el que sobrelleva el temido paso del tiempo...
Foto
Foto
Foto
Y con estas mesas rústicas tan vintage y que tanto nos gustan, volvemos al blog después de un tiempo de descanso... ¿Qué tal vuestro verano? Esperamos que muy bien, y que septiembre nos coja a todos con las pilas bien cargadas, y muchas ganas de hacer y compartir historias nuevas.