Revista Opinión
Todas las puñeteras mañanas, cuando vengo a aquí y me pongo delante de este maldito trasto con pantalla y teclado que me está matando porque me pone en contacto con ese maldito mundo que Público me pone al alcance de la mano, y tengo que buscar en mis archivos, tan desordenados como yo, el post más indicado para cada artículo, lo encuentro con una facilidad increíble, porque todos los jodidos días he ido trasladando a aquí mis temores, fundados precisamente en las noticias que me traía el puñetero diario, de manera que todo este lío que me traigo, de escribir sobre un tema que luego renace otra puñetera vez en la jodida pantalla de este condenado artefacto, no es sino una de esas putas pescadillas que se muerden la cola.
Así me ha ocurrido hoy. Se trataba de escribir sobre todos esos temas que ofrece Público y el 1º de ellos era: “GOLPE A LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES. Los sindicatos piden frenar en la calle la reforma laboral” y he aquí también lo que mis viejos dedos le han arrancado a este puñetero teclado:
“La reforma laboral, el exterminio de los sindicatos, la desaparición de los partidos de izquierda, la supresión del derecho humano a la huelga, la ruina de los periódicos progresistas, en fin, la extinción de todo lo que pueda representar, significar un hálito de esperanza para los que estamos aquí, atrapados en este mundo invivible, absolutamente inhabitable, que ellos han construido, es ya un hecho irreversible porque estos gilipolllas de los ciudadanos, olvidando la máxima fundamental de aquel genio insuperable que fue Julio César, “divide y vencerás”, han creído, pero qué estúpidos, joel, qué estúpidos, que la mejor manera de resolver todos esos espantosos problemas que nos agobian era darle todo el poder a un sólo partido que, además, era el peor de todos ellos.
Y yo pregunto: y, ahora, ¿qué, geniales muchachos del M15M y DRY; ahora, qué, más geniales aún, falsos intelectuales de la izquierda; ahora, qué, todos esos jodidos tipos y tipas que no se cansaban de gritar en los foros que PSOE y PP eran la misma y puñetera cosa, que no supieron o no quisieron ver que aquello que se nos venía encima era una batalla a muerte absolutamente inevitable y en la que no cabía, pero qué estúpidos, coño, ni neutralidades, ni equidistancias, ni imparcialidades, porque cuando la humanidad entera se está ahogando en el más revuelto de los mares de la historia, tú no puedes venir y decir, cogiéndotela con papel de fumar, “no, yo no me pronuncio a favor de uno o del otro porque los dos son iguales de malos, malísimos”, gilipollas, se trataba de agarrarse a lo único que se nos ofrecía para, de algún modo, impedir como fuera el naufragio, porque si por neutralidad, equidistancia o imparcialidad, nos absteníamos de intervenir, todos nos iríamos al puñetero carajo y los jodidos tipos o se abstuvieron, no votaron o lo hicieron a la más canallesca de todas las ultraderechas de la historia y ahora, joel, ¿de qué coño se quejan?”.
Y me fue muy fácil hallar en los archivos de mis blogs un post que le iba a este texto de hoy como anillo al dedo porque anticipaba, c por b,todo lo que ahora nos sucede y que es el siguiente:
“Descerebrados
Es realmente increíble lo que está sucediendo en este país de todos nuestros pecados.
¿Es que nos hemos vuelto todos locos o qué?, porque no es admisible dentro de la lógica que una mayoría de ciudadanos, he estado a punto de escribir borregos, se disponga mansamente a votar a un partido que no sólo roba de los presupuestos a manos llenas sino que, además, está constituido por verdaderos plutócratas, es decir, por ricachones que ya no saben qué hacer no sólo con el dinero que ganan sino también con el que tienen, porque todos ellos son por nacimiento o agencia los políticos más ricos del mundo, habiéndose además preocupado, por el uso y abuso de la endogamia, de ocupar todos, absolutamente todos los grandes puestos y cargos de la Administración del Estado o sea que los hijos de los jueces, los notarios, los registradores de l a propiedad, los abogados del Estado, etc., son los jueces, lo notarios, los registradores de la propiedad y los abogados del Estado que van a sustituir a sus padres.
¿O es que todos ellos son ya ricos hasta la saciedad y ocupan ya todos esos cargos y puestos de la Administración y lo que tienen que hacer es apoderarse del poder legislativo para, como Berlusconi está haciendo en Italia, quitar de enmedio a todo lo que le estorba, lo que, por otra parte significa hacerse dueño de todo un país y prostituirlo y envilecerlo hasta extremos inimaginables?
¿Es a esto no sólo a lo que vamos sino también a lo que queremos ir?
Porque si así fuera, yo no necesito que nadie pare a este país porque yo soy muy capaz de arrojarme en marcha ya que no puedo soportar más esta mezcla absolutamente insuperable de sinvergonzonería, cinismo y gilipollez porque yo dudo mucho de que los casi 11 millones que votan PP sean ricos con toda la riqueza del mundo o estén estupendamente colocados en la Administración Pública, sino que tiene que haber también muchos de ellos que no saben cómo llegar a fin de mes pero que piensan, creen, que esta gente que lo quiere todo para sí van a pensar en ellos, los que les votan, ni un sólo segundo, porque ellos, sus votantes, son precisamente el campo que sus votados tienen que seguir explotando para, así, enriquecerse aún más, de modo que seguirán votando leyes que los excluyan de la tributación como dijo Rato, cuando era ministro de Economía y Hacienda, y un diputado socialista le recriminó haber llevado al Congreso una ley para que sus amigos no pagaran nada a Hacienda: “pero, señoría, qué mal informado está usted, mis amigos hace ya mucho tiempo que no pagan nada a Hacienda para eso tienen los mejores asesores fiscales”.
Y si ellos, los del PP y todos sus amigos, [que son muchos porque ellos saben muy bien cómo agradecer los favores, todos los directores de las grandes empresas españolas son amigos de Aznar o de alguien poderoso del PP], no pagan impuestos, como alguien tiene que pagarlos para que este asqueroso país siga rodando, los pagaremos todos los demás, que no tenemos tan buenos amigos ni somos del PP por lo que nadie nos va a dar ninguna de esas gangas que con tanta generosidad se reparten y cuyo mantenimiento, luego, tenemos que pagar entre todos.
Es por todo esto por lo que yo me quiero bajar de este puñetero país, en el que me he pasado todos los días de mi vida trabajando como un negro, a veces, en 5 sitios diferentes, para ahora “disfrutar” de una maravillosa pensión de 1.480 euros mensuales, y sé muy bien que puedo darme con un canto en los dientes porque tengo, dentro de mi propia familia, quien no cobra un duro y come de mi mismo plato y sé también que ya se está sembrando la semilla para que, en un tiempo no muy lejano, la gente no viva lo suficiente para llegar a cobrar una pensión, si es que existen, porque lo que, en realidad, le interesa a estos plutócratas que nos explotan al propio tiempo que nos gobiernan es que nadie cobre ninguna clase de pensión de tal modo que tenga que morirse trabajando, como sucedía en el hermoso mundo que habitábamos antes de que llegara el denostado Carlos Marx y lo obligara a experimentar una revolución que cambió totalmente la situación, a la que ahora estos canallas quieren darle la vuelta mediante eso que ellos tienen la desvergüenza suficiente para llamar “revolución conservadora”.
Por eso, por mucho que me esfuerce, no logro comprender cómo hay quien los va a votar para que acaben de dar la última vuelta a esa tuerca que nos aprieta el cuello porque hay que estar muy descerebrado para pensar que un país como éste va a disponer de 11 millones de enchufes suficientes para que todos ellos puedan vivir del cuento”.