Revista Maternidad
Hace dos años a estas horas, tras un hermoso parto a la luz de las velas, repleta de oxitocina y endorfinas, te tenía por fin entre mis brazos. Nunca olvidaré aquellos momentos, la felicidad que me invadía y que aún hoy puedo sentir si cierro los ojos. Y el olor, ese olor a vida que desprendías, que se impregnó en mi memoria durante meses y que me hubiese permitido reconocerte entre un millón. Tu mirada, esa mirada enamosrada y segura que teneis los bebés nacidos en un entorno íntimo y respetuoso.
El calor del hogar, disfrutando de la intimidad con mis seres amados. La mirada de papá, mezcla de amor y serenidad mientras, abrazándome, te observaba orgulloso. El delicioso té de hojas de frambueso que nuestra querida Sofia me preparó y la mirada tranquila de Karen, la matrona, mientras sin prisas esperábamos a que saliese la placenta.
Irme a la cama contigo y el sueño corto, pero delicioso, que disfruté junto a tí. La sorpresa de Adrián, mezcla de alegría e incertidumbre, al despertarse y verte junto a nosotros. Permanecimos largo rato abrazados todos en la cama, sintiéndonos .
Adrián y papá se levantaron con la luz del día, pero tú y yo nos quedamos en la cama , los dos desnudos, piel con piel, viendo la lluvia caer en el jardín.
Yo no podía dejar de mirarte, tan pequeñito, tan perfecto. Tu respiración acompasada con la mía y de nuevo tu olor, ahora ya no solo a vérnix, también a leche. Era tan extraña, pero placentera a la vez, la sensación de verte allí, tras nueve meses en mi vientre.
Ya tienes dos añitos y te has convertido en un niño precioso, inteligente, charlatán, pero sobre todo muy cariñoso.
Me encantan tus besos y abrazos, los que me das a mi y los que les das a papá y Adrián. Tu media lengua, tu risa, la fuerza e intensidad con la que llegaste y con la que sigues viviendo la vida.
El amor por tu hermano, tu preocupación cuando llora y tu impaciencia cuando es la hora de ir a buscarle al cole. Las reclamaciones que le haces cuando papá o yo no te permitimos hacer algo que consideramos peligroso y tú vas a contárselo a Adrián. Cómo te sientas en nuestras rodillas para picotear la comida de nuestros platos. Tu carita de pillo cuando haces alguna "trastada " y la naturalidad con la que vienes a mostrárnosla orgulloso mientras te golpeas el pecho dicendo "Io". Los "cafés y comiditas" que nos preparas con cualquier tapón de botella o plato improvisado... y mil cosas más que hacen de tí esa personita maravillosa a la que amo con locura y que ha llenado nuestras vidas de alegría y buenos momentos.
¡ Feliz cumpleaños mi niñito lindo !
¡ Gracias por elegirnos como familia ! . ¡ TE QUIERO !