Revista Asia

Mi nueva casa

Por Amoreno
Como adelantaba en el anterior post, con el cambio de año llegó un cambio de casa. Nada más regresar a Japón de mis vacaciones de Navidad en España me dirigí a mi nuevo apartamento con la ilusión de comenzar una nueva etapa en Tsukuba.
Fueron varios los motivos por los que decidí mudarme de mi anterior apartamento antes de terminar el año de contrato. El primero de ellos era el económico, tener un apartamento para mí sólo se llevaba 1/3 de mi beca en pagar el alquiler. ¥56.000 por una vivienda individual no es caro para Japón, pensaréis algunos, pero si a eso le sumo el resto de gastos fijos mensuales apenas me queda nada para ahorrar a final de mes y no puedo viajar tanto como me gustaría. Tengo claro que no he venido hasta la otra parte del mundo para quedarme encerrado en una ciudad universitaria los tres años que dura la beca de investigación.
El problema económico se atajaba fácilmente de la siguiente forma: compartiendo piso. Cuando mi amigo Nick, de Malasia, me propuso irnos juntos a vivir no me lo pensé dos veces, ahí tenía la solución (además de un compañero que sabe cocinar comida china y malaya). Con el cambio he pasado a pagar ¥30.000 por el alquiler, casi la mitad que antes. El piso no es tan nuevo como el apartamento individual en el que vivía (de ahí la diferencia de precio) pero es que a cambio de ahorrar estoy dispuesto a vivir en un sitio más modesto.
El segundo motivo por el que quería cambiarme de casa era por el tamaño del apartamento. Como todos sabéis, en Japón no andan muy sobrados de espacio y todo es compacto, inclusive el tamaño de las viviendas individuales. Tenía ganas de vivir en una vivienda más espaciosa así que le propuse a mi amigo alquilar un piso con 3 habitaciones y comedor/cocina (3DK como dicen los japoneses) donde tener suficiente espacio los dos. Así, he pasado de vivir en un piso de 25 metros cuadrados a uno de 66 metros cuadrados.
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El tercer motivo era por la localización. Quería vivir más cerca del centro, donde están situados la mayoría de los comercios y la estación de tren que conecta con Tokio - Akihabara en 45 minutos. De esta forma, no tendría que depender como antes del autobús del campus cada vez que quería ir de compras, salir a cenar a algún restaurante, ir al cine y por supuesto ir y venir de Tokio, algo que me aporta un soplo de aire fresco y me desconecta del ambiente universitario en el que me vivo inmerso a diario.
En el siguiente mapa del campus de la Universidad podéis ver la evolución que he seguido desde que llegué a Tsukuba. Al principio vivía en la residencia universitaria de Ichinoya, situada en el extremo norte del campus y alejada de cualquier rastro de civilización. Los japoneses dicen que ese ambiente favorece el estudio pero yo pienso que invita más al retiro espiritual. Mi segunda vivienda estaba situada cerca del laboratorio, el cual también he marcado en el mapa, por lo que seguía dependiendo del autobús para ir al centro. Mi nueva vivienda, en cambio, está situada en la zona sur, muy cerca del centro, exactamente a 5 minutos andando y 2 minutos en bici. Como veis está en ruta hacia el campus así que puedo coger el autobús que sale de la estación de Tsukuba y tardo unos 12 minutos en llegar al laboratorio. La diferencia es que ahora el autobús lo pillo durante las horas pico en las que la frecuencia de paso es mayor, antes me tocaba esperar bastante a última hora de la tarde y después de las 22:40 ya no salían más autobuses.
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Además de haber mejorado en estos tres aspectos que comento, lo que más me gusta sin duda es mi nueva habitación. Es un cuarto de estilo tradicional japonés o washitsu. Mide 6 tatamis, algo menos que el anterior que medía 8 tatamis, pero a cambio mi compañero y yo disponemos de un tercer cuarto que utilizamos como salón. Parte de la decoración que tengo en mi habitación incluye un poema Ông Đồ que guardo como recuerdo de Vietnam y un enorme rollo con un grabado de un paisaje que me traje de Guilin, China.
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Como podeis apreciar el suelo de la habitación es de tatami, un elemento tradicional característico de las casas japonesas. En la actualidad las casas modernas japonesas suelen tener al menos un cuarto con tatami y el resto con suelo de tarima; el cuarto con tatami suele destinarse al salón familiar o al lugar donde se reciben las visitas de invitados pero en nuestro caso lo hemos convertido en mi habitación. Como el tatami es un material blando, he preferido mantener el estilo japonés y apoyar el colchón directamente en el suelo sin utilizar somier. Después de tantos meses ya me he acostumbrado a dormir así, todavía no llego al extremo de dormir en futón como los japoneses.
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Al principio tenía mis dudas pero ahora la verdad es que estoy encantado con el suelo de tatami. Se puede andar descalzo cómodamente y en invierno no resulta tan frío como el suelo de tarima. Tan sólo hay que tener especial cuidado con no dañar el tejido de paja con que están hechos y limpiarlo de vez en cuando porque acumulan tanto polvo como una alfombra.
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Otro elemento característico de las habitaciones de estilo japonés son las puertas deslizantes o fusuma, rectángulos verticales opacos que se deslizan de lado sobre unos rieles de madera en lugar de abrirse como puertas con bisagras. Se utilizan tanto para la puerta de entrada a la habitación como para las puertas de los armarios.
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Los elementos de una habitación tradicional son muy simples y el sentido de la estética japonesa resalta en pequeños detalles como la decoración en el brocado del tatami o el asidero para abrir las puertas deslizantes.
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La ventana de mi cuarto da a una terraza compartida con el cuarto contiguo y a unas tranquilas vistas. Si hay algo que describe bien a una ciudad como Tsukuba es "tranquilidad", a veces demasiada me parece a mí.
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La cocina es al mismo tiempo el comedor de la casa. Simplemente diré que todos los electrodomésticos que veis (cocina de gas, frigorífico, microondas, tostador, etc.) y la mesa de comer los hemos comprado nosotros. Las casas japonesas se alquilan completamente vacías, por traer no traen ni lámparas sino que vienen con unos enchufes en el techo.
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Tuvimos mucha suerte al encontrar este piso porque está situado en un extremo del bloque y dispone de ventana en la cocina por la que entra bastante luz natural durante el día. Las vistas tampoco están mal, nuestro edificio es de los más altos del barrio y nos pega el sol todo el día.
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Cerca de la cocina está el distribuidor del cuarto de baño. Como ya expliqué, en las casas japonesas lo que nosotros llamamos baño suele dividirse en varios habitáculos: la taza del WC por un lado y la bañera con el lavamanos por otro lado. Una de las razones que se me ocurren es que los japoneses acostumbran a darse un baño (ofuro) todas las noches antes de irse a dormir, es su momento de relajación después de una dura jornada de trabajo. Cada habitante de la casa puede llegar a pasarse media hora metido en la bañera, por lo que resulta práctico tener la taza del WC accesible. En nuestra casa, el lavamanos está separado también del cuarto de la bañera y contiene un espacio para la lavadora, otra costumbre en las casas japonesas que no alcanzo a entender.
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Por último tenemos el cuarto extra, que mi compañero y yo utilizamos como salón de estar para ver la tele y los DVD. Es igual de grande que las otras dos habitaciones por lo que en caso necesario puede utilizarse como habitación para invitados, el sofá es abatible. (Nótese la indirecta que lanzo a los amigos para que vengan a visitarme...)
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Y aquí termina la visita virtual por mi nueva casa. Falta por enseñar la habitación de mi compañero pero prefiero respetar su intimidad. (Qué bien queda decir eso cuando en realidad el día saqué las fotos se había marchado de viaje y lo había dejado todo por ahí tirado sin ordenar).
De momento estas primeras semanas estoy bastante contento con la nueva casa, siento que mi estilo de vida en Tsukuba ha mejorado bastante y la convivencia se agradece después de haber pasado unos meses viviendo sólo. Creo que va a ser un gran año.
Venga, os dejo que se me quema el aceite.

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