Revista Libros
Pues sí, ellos son. No dejo nunca de escribir, salvo los parones obligados por los viajes, firmas y Ferias del Libro. Pero con ellos estoy por la Nueva York de 1920. Y es que, aunque nunca he querido escribir sagas, siempre me quedó la espinita: Helen McKerrigan-Montero fue la única en DELICIAS Y SECRETOS EN MANHATTAN que se quedó sin su final feliz.
Pronto os hablaré de ellos, ¿qué me decís? A mi me parece que tienen una química increíble, así lo percibo mientras escribo su historia.