La jugada está apretá. Barack Obama eliminó de un plumazo el decreto de Bill Clinton que permitía a todo cubano que tocara tierra estadounidense quedarse y solicitar la residencia al año y un día de haber arribado.
Ahora, como ya ha comenzado a suceder, cualquier cubano que no haya seguido los trámites que los miembros de otros grupos nacionales deben seguir para permanecer en los Estados Unidos es perfectamente deportable. Hay que probar que se era un perseguido político y que la seguridad personal del solicitante peligraba de permanecer dentro de la isla. Poco importa que los pies del balsero o de aquellos que atravesaron países tras tremendos sacrificios estén más secos que las calientes arenas del desierto. Si no calificas de acuerdo al espíritu original del Acta de Ajuste cubano de 1966, serás deportado de inmediato.
Las raíces de todo este rollo hay que buscarlas, primero que todo, en la desastrosa situación de Cuba, un país que gracias al sistema imperante convirtió a sus nacionales en verdaderos parias de un país con muy pocas oportunidades. A lo largo de la historia siempre que en una región la vida se hacía difícil la población se iba a otra donde vivir algo mejor. Emigrar es tan natural y viejo como la misma historia de la humanidad, y en el caso cubano, el climax de la liberación.
Pero también hay que mirar otros aspectos igual de importantes que provocaron, tal vez, la decisión del presidente Obama, siendo uno de ellos el abuso descarado de una ley norteamericana que contempla, porque aun existe, la posibilidad de ayudar a los nacidos en Cuba a regularizar su situación migratoria en los estados Unidos toda vez que están aquí.
No podía seguir la historieta del “perseguido político” que regresaba a Cuba a vacilar al otro día de recibir su Green Card. Ya dicha historieta no era creíble para nadie.
“¿Así que en Cuba te la querían pelar y tan solo un añito después te vas de parranda a especular con tus zapatillas Nike, tu gruesa cadena de oro y tus 4 pesitos? ¿Cuándo fue que los Castro soltaron el poder y Cuba se convirtió en un país democrático?”.
Para no hablar del resto de las ayudas federales que reciben esos “pobres perseguidos por el comunismo” a costa del contribuyente norteamericano. Y como razonablemente decía alguien por ahí, “¿pensaban que nada iba a pasar?”. Pues si, algo ha pasado, y ese algo es la cancelación de la ley de pies secos y pies mojados.
Ahora toca joderse.
En mi opinión también tuvo mucho que ver el drama de los cientos, sino miles de cubanos que se encuentran varados en países de tránsito rumbo a este país. Protestas, negativa de las autoridades a concederles no solo el paso sino la estancia en esos países, etc, también contribuyeron a agravar la situación. Los cubanos en esos lares se han convertido en una papa caliente que nadie quiere tocar con sus manos y de la que todos quieren salir cuanto antes.
La otra parte de la película
Puede que en los cuarteles generales del catrismo estén cantando victoria entre risitas y guiños cómplices. Pero el hecho ciertísimo es que para miles y miles de cubanos, sobre todo jóvenes, la decisión de Obama ha sido como un baldazo de agua helada que en un abrir y cerrar de ojos les ha dejado sin esperanzas. Y no exagero si digo que muchos andan bien deprimidos en la isla.
Por muchos años la sola esperanza de poder embarcarse en una aventura hacia Estados Unidos y ser admitido sin problema alguno constituía una luz al final del túnel. También la manera de ir aguantando el comunismo con la clásica doble moral que aprendimos. Pero Obama taponó el túnel y ahora todo es oscuridad. O al menos, una niebla tan densa que no deja ver bien.
Toda esa masa de personas tendrá que quedarse dentro de Cuba o encontrar la forma de hilar bien fino para encontrar un lugar donde les permitan comenzar una nueva vida. O aprender a partir de ahora a vivir como los clásicos ilegales de los que muchos cubanos, para nuestra propia vergüenza lo digo, se burlaban.
Pero..¿quién dará ahora visa a toda esa gente? La falta de esperanzas es tal vez el peor enemigo que se debe enfrentar cuando las cosas se ponen difíciles. Y en Cuba las cosas están difíciles desde hace 58 años y el gobierno cubano tampoco sabrá cómo combatir esa desesperanza en la poblacón porque hace mucho tiempo que el catrismo no tiene nada que ofrecer. Tampoco esa masa de cubanos se convertirá en revolucionaria por resignación.
¿Qué seguirá a todo esto? ¿Que vías encontrarán nuestros compatriotas para cambiar sus circunstancias de vida?
No lo se. Tampoco creo que una vez caída la facilidad de irse y ser admitidos en Estados Unidos se resignen a vivir una vida medicocre por el resto de sus días.
Pero algo si está más que claro: Cuba seguirá siendo un país sin oportunidades mientras rija el sistema actual. Que hayan eliminado la ley de los pies secos/pies mojados no va a convertir al fidelismo en un sistema económico eficiente o en un país donde se respeten los derechos politicos elementales a que, valga la redundancia, tenemos derecho.
Que miles y miles de personas tengan que cargar ahora con la frustración de no poder abandonar la isla como antes no va a hacer que el general Raúl Castro se convierta en alguien que impulse el bienestar de todo un pueblo. El comunismo y los comunistas no actúan así. Y en el caso cubano, a los jerarcas de verde olivo jamás les ha interesado otra cosa que conservar el poder por sobre todas las cosas.
¿Entonces?
Para responder esta pregunta no queda otra que acudir a la física más elemental: si un sistema no libera el exceso de energía esta terminará por desestabilizar dicho sistema. Así funcionan las bombas de guerra.
El ¡BOOM! que escuchamos no es otra cosa que la consecuencia final (masa crítica de energía) de un sistema totalmente inestable. Los gases de la combustión, o encuentran una salida, o se llevan por delante todo lo que encuentren.
Con las bombas sociales ocurre exactamente igual.
Vice
Estados Unidos.