Uno de los aspectos buenos del verano es que se me quita la pereza de desmaquillarme con agua fría (o caliente). Por eso hace unos meses y tras leer las buenísimas críticas que la youtuber Almu blanco (os la recomiendo totalmente) hacía sobre él, me decidí a comprar el bálsamo desmaquillante de camomila de The Body Shop.
Lo primero que tengo que destacar es su fragancia. Huele dulzón pero a la vez con un punto a plantas que me encanta. No sé si la camomila huele así pero desde luego es un olor que a mí, por lo menos, me ha conquistado.
A pesar de presentarse en formato crema, una vez entra en contacto con la piel se vuelve un aceite bastante untuoso, pero no os asustéis porque una vez que aclaras con agua la cara queda perfectamente limpia y sin restos de aceite ni sensación pringosa. Esto es un punto a favor para las pieles grasas porque odiamos esa sensación de pesadez que dejan algunas cremas o aceites en nuestra piel.
Yo suelo coger más o menos el tamaño de una nuez y la reparto bien por todo el rostro ya que cunde bastante una vez lo trabajas con las manos.
Primero me desmaquillo los ojos y luego ya paso al resto del rostro. Tengo que decir que estoy absolutamente maravillada con la eficacia de este desmaquillante. Lo quita absolutamente todo en cuestión de segundos! Y aunque yo siempre suelo darme después con un poco de agua micelar, tengo que decir que la inmensa mayoría de las veces el algodón sale limpio de restos de maquillaje, máscara o eyeliner.
Por mi parte, ya lo considero un producto indispensable en mi rutina de limpieza facial y lo veo una opción buenísima cuando vas a viajar porque ocupa muy poco y no necesitas llevar nada más.
En la foto podéis apreciar como va de gastado y lo llevo usando casi sin parar más de un mes. Vamos que sus 14€ dan para bastante.
Otro punto a su favor es que no saca granitos y deja la piel bastante hidratada por lo que si alguna noche os da pereza poneros la crema, no pasará nada en absoluto.