Revista Deportes

Mi Osasuna

Publicado el 20 febrero 2011 por Pberraondo

Me encantaría que Osasuna jugara con once canteranos: hombres recios, implicados, bregadotes y castos. Un equipo espejo de la idiosincrasia Navarra. Pero no es posible. No lo es porque la secretaría técnica ficha extranjeros que aporten el toque de calidad –o eso se pretende- que falta en la cantera y permita al aficionado soñar con algo más que la permanencia.

La realidad es que donde no hay, no hay. ¿Camacho no sacaba jóvenes promesas por el artículo 33 o porque no los creía válidos para el primer equipo? Dudo que se tire piedras contra su propio tejado. Y Mendilibar, nada más aterrizar, fue claro. Si los canteranos quieren jugar “se lo tienen que ganar”.

Hay buenas hornadas y entrenadores que saben aprovecharlas. Tajonar ha dado muchos frutos, pero ahora no vienen bien dadas. Lo mejor, buscar minutos y un nombre lejos de Pamplona para volver con garantías. Cruchaga, Josetxo o Puñal tuvieron que emigrar antes de convertirse en iconos del osasunismo. Otros prefieren la comodidad de formar parte de una plantilla de primera división, comprobar que la cartilla sigue lícitamente engordando y soñar con una carambola que les permita gozar en el campo.

Cantera sí, pero no porque sí. Hay que seguir trabajando con los equipos filiales, formar jugadores de futuro y hacerles ver que el fútbol no empieza y acaba en Osasuna. La selección española se ha hecho grande cuando sus jugadores han optado por otras ligas, y conocer otras formas de trabajar, otros equipos, y currarse los minutos y los cánticos de la grada en ningún caso van a restar, sólo pueden abrir las puertas de casa de par en par.

No hay que perder de vista lo importante que es tener al equipo en la máxima categoría. Ejemplos de sufrimiento sobran, lo que cuesta volver a subir. Es y debe ser el objetivo de los rojillos temporada tras temporada, máxime viendo la igualdad del fútbol español. La permanencia cada vez está más cara.

Confío que Mendilibar tenga la suerte que le faltó a Camacho, y que la afición reme en el mismo sentido que los jugadores. Mucho podríamos hablar de su cambio de actitud, pero mejor lo dejamos para más adelante, no vayamos a apagar la chispa de la ilusión. Y qué carajo, de la ilusión también se vive.

Mi Osasuna

 


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