Últimamente debido a mi situación, he vuelto a mis origenes. A mi niñez. He vuelto a aquellas tardes de
conservatorio y de clases de bell canto.
Una de mis arias favoritas siempre fue esta, el aria de Nadir. Llena de nostalgia, de ternura... Toda la obra está
escrita para una tesitura de Tenor Lírico ligero. Es la segunda obra más importante de Bizet, después de Carmen.
La historia narra el triángulo amoroso entre Zurga (líder de los pescadores, barítono), Nadir (Uno de los
pescadores, el tenor) y Leïla (sacerdotisa de Brahma, soprano). La acción se desarolla en el Ceilán.
Nadir ha ido siguiendo los pasos de Leïla, de la que él y Zurga (viejos amigos ambos) habían estado enamorados en el
pasado. A su llegada al pueblo, Nadir, reconoce en Leïla a su antigua amada y tiene una visión angelical, casi aspectral de ella. Es el momento que había estado soñando toda su vida. En este
instante canta: "Mi par dudir ancora".
Muchas veces he creído sentir esto que describe Nadir. Muchas veces, en la realidad, el amor por ella me ha hecho
pensar que todo era un sueño, que su figura era un sueño.
Curiosidades sobre este aria:
"Los Pescadores de Perlas", era la obra predilecta del tenor: Julián Gayarre Garjón. Cuenta la leyenda, que Gayarre
falleció preso de un cáncer de laringe, y que esta fue el último aria que consiguió interpretar. Dice la historia, que cuando llegó a la nota más aguda de "mi par dudir
ancora", Julián sufrió un desvanecimiento y se le quebró la voz.
Fallecería solo días después, el 2 de Enero de 1889.
Mi par d'udire ancora,
a scoso in mezzo ai fior,
la voce sua talora,
sospirare l'amor!
O notte di carezze,
gioir che non ha fin,
o sovvenir divin!
Folli ebbrezze del sogno, sogno d'amor!
Dalle stelle del cielo,
Altro menar che da lei,
La veggio d'ogni velo,
Prender li per le ser!
O notte di carezze!
gioir che non ha fin!
o sovvenir divin!
Folli ebbrezze del sogno, sogno d'amor!
divin sovvenir, divin sovvenir
¿Ante esa voz
qué turbación agita todo mi ser?
¿Qué loca esperanza?
¿Qué he creído reconocer?
¡Ay! ¡Ante mis ojos ya,
pobre insensato,
la misma visión
ha pasado tantas veces!
¡No, no, son los remordimientos,
la fiebre, el delirio!
¡Zurga debe saber todo,
iré a decírselo!
¡Perjuro a mi promesa,
he querido volver a verla!
¡He descubierto sus huellas,
he seguido sus pasos!
Y oculto en la noche
y suspirando por lo bajo,
escuché sus dulces cantos
traídos por el espacio.
¡Creo escuchar todavía,
oculto bajo las palmeras,
su voz tierna y sonora
como un canto de paloma!
¡Oh noche encantadora!
¡Divina visión!
¡Oh recuerdo delicioso!
¡Loca embriaguez! ¡Dulce sueño!
¡A la claridad de las estrellas,
creo todavía verla,
entreabrir sus largos velos
a los vientos tibios de la noche!
¡Oh noche encantadora!...
¡Delicioso recuerdo!