Revista En Femenino

Mi parto (II): Por fin juntos

Por Mimamaesnovata

¡Feliz cumpleaños!

Mañana se cumplen 7 años de este momento. El momento en que nació Gordito, uno de los días más felices de mi vida. A pesar del tiempo recuerdo con precisión y detalle cada cosa que ocurrió aquel día. Aquellos nervios, aquel dolor, aquel miedo y aquel amor tan intenso que sentí al verlo y tocarlo por primera vez.

Ahora lo mira a él, tan alto, tan guapo, convertido en un pequeño hombrecito de 7 años y no dejo de maravillarme. Un año más, mamá vuelve a su blog a felicitarte por tu cumpleaños. Espero que algún día leas estas palabras (y no te avergüences de mí 😉)

¡Felicidades Gordito! Ya son 7 los años que hemos pasado juntos. 7 años de amor incondicional y de risas. De sustos, de preocupaciones y de miedos también. En fin, 7 años llenos de vida, de tu vida.

No puedo sentirme más orgullosa de ti. Mi niño grande. Eres tan especial, tan diferente, tan único. Puro nervio, pura energía, y puro amor. Tu cabeza no para quieta ni un segundo. Ese afán de conocer, de aprender, de preguntar, nunca se satisface. A veces resulta agotador, no te engaño, pero no lo cambio por nada de este mundo. Eres todo ternura.

No dejo de aprender a tu lado, me das lecciones cada día, sin tú saberlo. Me sorprendes y me enseñas a diario, mi hijo y mi maestro. Contigo aprendí a ser madre y espero que me sigas enseñando a ser la madre que tú mereces. Deseo que esa sonrisa nunca se borre de tu cara. Compartir muchos momentos más de risas y de mimos junto a ti.

Deseo verte crecer feliz. 

¡Feliz séptimo cumpleaños cielo!

Relato de mi parto con epidural

Para celebrarlo os dejo con la felicitación del año pasado y el relato de mi parto. Un parto con epidural que trajo a mis brazos a Gordito. Esta es la segunda parte. Aquí podéis leer cómo comenzó todo, cómo comenzaron las contracciones aún sin imaginar que el momento estaba ya tan cerca. ¡Espero que os guste! Yo, cada año, vuelvo a emocionarme al leerlo.

Felices 6

No me puedo creer que ya hayan pasado 6 años desde aquel día. Hoy es el cumpleaños de Gordito y yo no puedo sentirme más feliz. Estoy tan orgullosa de él. ¡Hemos aprendido, amado, reído y disfrutado tanto en este tiempo! Sólo espero que siga siendo así de feliz muchísimos años más.

Él me descubrió la maternidad en todo su esplendor, con sus luces y sus sombras, pero estos años a su lado han sido los mejores de mi vida.

Os dejo con el final del relato de mi parto, que no es más que el principio de esta historia que ya dura 6 años.

En el hospital: estoy de parto

Cuando llegamos al hospital, a las urgencias de maternidad, me atendieron y me pusieron en una camilla con el monitor. La enfermera quedó asombrada de los seguidas que me estaban dando las contracciones. Enseguida vino una ginecóloga a explorarme y me dijo que estaba ya dilatada de 4 centímetros y que tenía la bolsa rota. Yo ni me había dado cuenta, como ya os conté. Así que ya me quedaba allí ingresada. Serían casi las 4 de la tarde.

A mí me pasaron a una habitación donde estuve durante toda la dilatación y a mi marido lo enviaron a realizar el ingreso y todo el papeleo. Tardó poco en volver, pero el rato que estuve allí sola lo eché muchísimo de menos. Necesitaba estar con él, tenerlo cerca.

También aprovechó para avisar a nuestra familia de que estábamos en el hospital. Ellos viven en otra provincia a 3 horas de coche de nuestra ciudad. Así que antes de dar la noticia queríamos estar seguros de que no fuera una falsa alarma. Creíamos que el parto sería largo y que les daría tiempo a llegar de sobra antes de que el bebé naciera. Así que mi marido les dijo que se vinieran pero que no tuvieran prisa.

Cuando por fin mi marido volvió, a mí ya me habían cogido una vía para ponerme un suero porque no había comido nada. La matrona me regañó mucho por ello. También estaba conectada a los monitores y me habían puesto una mascarilla con oxígeno.

relato parto con epidural

Contracciones de parto con epidural

Las contracciones ya no me daban tregua, en cuanto acababa una yo ya estaba temiendo que llegara la siguiente. Con suerte tenía un par de minutos entre ellas. La intensidad era ya brutal, no podía hablar ni casi respirar durante ellas.

Me dolía muchísimo la zona de los riñones, parecía que iba a partirme en dos. La verdad es que no esperaba el dolor en aquella parte.

No sé porque me pusieron también un gotero de oxitocina. Mi dinámica de parto era muy buena, tenía unas contracciones muy regulares y parecía que iba dilatando bien, pero aún así me lo pusieron. Es lo que no entiendo de mi parto y que me hubiera gustado cambiar, pero en aquellos momentos no estaba yo para debatir nada y me dejé hacer.

La matrona que me vigilaba me animaba mucho, me decía que Gordito venía con prisas y que ya mismo llegaría. Yo todavía no era consciente de aquello. Aunque en aquellos momentos ya no podía pensar mucho, sólo me dedicaba a encajar una contracción tras otra. Cada una de ellas me acercaba más a mi hijo.

Epidural, ¿Sí o no? Parto con epidural

No sabía si iba a pedir la epidural. Tenía claro que si la pedía sería cuando el parto estuviera ya más avanzado para que no interfiera mucho en el proceso.

Pero mis fuerzas empezaron a flaquear, las contracciones apenas se separaban lo que a mi me parecían unos segundos entre una y otra. El dolor empezaba a ser realmente insoportable. Llegué a pensar que no lo aguantaría y que me iba a quedar sin fuerzas para el expulsivo, así que pedí a la matrona que me explorara para decidirme. Me dijo que ya estaba de 7 centímetros y entonces casi le supliqué que llamara al anestesista.

Al saber que quedaba tan poco estuve a punto de no pedirla, pero me dio miedo no poder soportarlo.

Fue todo un alivio el dejar de sentir dolor tras la epidural. El parto con epidural lo había cambiado todo. Aquel descanso me llenó de energía y de aún más ganas de tener a mi hijo en brazos. Quedaba poco. Lo estaba logrando. Estaba feliz. No había pasado ni media hora desde que me pusieron la anestesia cuando vino la ginecóloga a explorarme y me dijo que ya estaba en dilatación completa, que fuera probando a empujar y que en un momento pasaríamos al paritorio.

cronica parto nacimiento

¡Empuja!

En ese momento me entraron los nervios, ya había llegado el momento que había esperado tanto tiempo. Estaba allí y no pensaba que llegaría tan rápido. ¡Si hacía solo unas horas estábamos dando un paseo!

Me pasaron al paritorio, la matrona me pidió que empujara con todas mis fuerzas. Al principio con los nervios no lo hacía bien. Esto es una de las desventajas del parto con epidural, no sabía cuándo tenía que empujar ni cómo debía hacerlo. Escuché a la ginecóloga decir que si hacía falta ella ayudaba con las ventosas y entonces pensé que debía hacerlo yo misma.

Me concentré y empecé a empujar con todas mis fuerzas, con todo mi cuerpo. La matrona no dejaba de darme ánimos. En 2 o 3 empujones, sólo unos pocos minutos, Gordito salió de mi cuerpo. Eran las 18.45 de la tarde. Mi parto con epidural había tenido el mejor de los finales.

Había expulsado el meconio dentro y venía con una vuelta de cordón en el cuello, pero estaba bien. Me lo pusieron encima y no podía creerlo. Era mi hijo. Estábamos aún unidos. Era tan perfecto, aunque no pude verlo bien porque enseguida se lo llevaron para explorarlo y lavarlo.

Mi marido ya había entrado al paritorio. Entre lo rápido que había sido todo y la duda si al final sería un parto instrumental él se quedó fuera y entró cuando ya Gordito estaba sobre mí. Nunca olvidaré la cara que puso al vernos.

Gordito pesó 3,110 kg y midió 50 centímetros y era el niño mas bonito de la faz de la tierra.

Cuando me lo pusieron otra vez sobre mi pecho, y mientras a mi me cosían (no me libré de la episiotomía) no podía dejar de mirarlo, de tocarlo. Cuantas veces había soñado con ese momento.

relato parto con epidural

Sentí un amor inmenso, la felicidad me invadía, no podía dejar de sonreír. Olvidé el dolor, los sustos durante el embarazo. Todo había merecido la pena. Por fin estábamos juntos los tres. 

Y aquel amor y aquella felicidad no han dejado de crecer ni un sólo día desde entonces, desde aquel 12 de noviembre de 2012, el día en que Gordito me convirtió en madre.

Y así empezó nuestra historia, ¡Felicidades Gordito! No imaginas lo que te quiere mamá.

POST ACTUALIZADO


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